EPÍLOGO.

240 23 4
                                    

Hayley Evans.

— Maldición, Darren. Te he dicho que te vistas de una vez. Llegamos tarde. — digo al entrar en nuestra habitación y ver que aún va sin camiseta.

Antes de que pueda seguir protestsndo, Darren coge mi mano y me gira, haciendo que mi espalda quede apoyada contra la pared. Levanto la vista lentamente y puedo ver sus ojos mirándome con esa chispa de electricidad.

Esa mirada. Hayley menos mal que él no sabe todo lo que te produce esa mirada.

Se acerca a mí, y roza nuestros labios. Sus manos bajan por mi espalda.

— ¿De verdad, Darren? ¿Te digo que tenemos prisa y esto es lo que haces?— sus manos juguetean con el broche de mi sujetador.

Madre mía Hayley. Como no quite esas manos no saldréis de casa. Hazme caso por una vez, por favor.

Como si me hubiera oído, aparta sus manos del broche de mi sujetador y deja de rozar nuestros labios. Por un momento pienso que va a alejarse y vestirse de una vez, porque llegamos muy tarde, pero entonces Darren vuelve a sorprenderme y deja un beso en el lóbulo de mi oreja.

— Esto no quedará así. — dice muy flojito.

¿La temperatura ha aumentado, o solo soy yo que tengo calor?

Vale. Entonces soy solo yo.

Trago saliva para intentar que no se note lo mucho que no me ha afectado lo que ha dicho. No es lo que ha dicho, sino cómo lo ha dicho.

Ajá. Esa voz grave. Y los ojos más oscuros.

¿Puedes dejarlo, por favor?

— ¿Dejar el qué?— pregunta Darren con esa sonrisa estúpida en la cara.

Agh. Que alguien le diga que deje de hacer eso.

— Dejar de hacer el tonto. — digo poniendo mi mano en su pecho, pero luego mi vista también se pierde entre su abdomen — ¿Podrías ponerte una camiseta, por favor? O mejor aún, ¿podrías hacer el favor de vestirte de una vez? Llegamos tarde a la comida familiar.

Darren estalla a carcajadas, pero a mí me hace de todo menos gracia.

— Te esperaré abajo. Como no estés en diez minutos ni tus entrenamientos de resistencia servirán.

Bajo las escaleras, y salgo a la calle. Hoy hace un día soleado. Respiro hondo para que el ritmo de mi corazón se relaje y una vez lo he conseguido saco mi móvil. Hay un mensaje de Colton. Es un selfie, con Megan, donde los dos salen haciendo morritos.

Y nosotras yendo a una estúpida comida familiar.

Coltoncito: Sentimos no estar contigo hoy, pero estamos disfrutando de nuestras vacaciones, eso te lo aseguro (:

Ya nos pasaremos por Michigan de aquí poco. Te quiero, renacuaja.

Hayley Evans.

Como se nota que algunos tienen más suerte que otros. Enserio, disfrutad de esas vacaciones por mí. Aunque odie el sol. Y la playa. Bueno, al menos disfrutar de no tener que madrugar.

Y le envío un selfie mío haciendo morritos también.

Divas forever.

No, espera, ¿cómo era? ¿Antes muerta que sencilla?

17 razones para no enamorarse de mí. [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora