Capítulo 52

26.1K 1.4K 417
                                    

Me desperté con el susurro de mi nombre chocando contra mi nuca, Donovan presionándose contra mí con nuestra carne totalmente descubierta e irradiando calor en todo momento.

Nuestras piernas estaban entrelazadas junto con nuestras manos y la sensación de despertar de esta forma con Donovan era única, como todo lo relacionado con él, podía decir que este chico me tenía domada y totalmente hipnotizada por la forma en la que estaba enamorándome tan fuerte.

Me volteé sobre mi cuerpo para poder ver su cara y aún seguía dormido. ¿Susurró mi nombre dormido?

Eso era simplemente hermoso... creo. Es decir, depende el sueño que estuviera teniendo, era hermoso.

Sus facciones eran calmas, tranquilas y la alegría me golpeó de repente recordando cada movimiento y palabra de anoche. El ardor en el interior de mis muslos también se hizo presente.

Donovan estuvo en mi interior cinco o seis veces, cada una se sintió igual de bien, parecíamos no tener suficiente del otro, jamás, ni siquiera cuando dormíamos y alguno despertaba por más. La manera en la que nos tomábamos, apasionados, hambrientos fue salvaje y a veces, era suave, casi como si sintiéramos reverencia hacia el otro.

Acaricié un lado su mandíbula casi esperando que desapareciera y todo fuera un buen sueño, pero no lo hizo, siguió allí.

Tomándome por sorpresa, deslizó su mano en una cálida caricia hasta llegar a mi cadera y apretar. Adormecido abrió apenas sus ojos y volvió a cerrarlos con una sonrisa amoldándose en su hermosa cara.

Con un rápido movimiento quedó encima de mí y solté un inevitable chillido hacia su arrebatamiento, coloqué mis manos en sus hombros, él bajó la cabeza para besar mi garganta y murmuró con voz ronca—: Hola

Mordí mi labio inferior al momento que beso sobre mi pecho. —Hola

—¿Cuántas veces nos saludamos hoy? —preguntó sobre mi abdomen.

Iba

A

Matarme.

—No lo sé, tal vez, ¿tres? —dije jadeando rogando a todos los santos existentes que siguiera bajando.

Y... Se escuchó el maldito despertador.

Cuando me moví rápidamente alejándome de Donovan para tomar el teléfono, él ya estaba arriba de mí, apoyándose en mi espalda y alcanzando el celular por mí.

Era tan rápido que asustaba.

Cuando quito la alarma, su mirada lasciva volvió a recorrerme y con una carcajada, le hice saber—: Debemos irnos, por tu culpa dejé de ir al instituto el viernes, no volverá a pasar.

Sonrió con suficiencia y sabía que no me iba a dejar ir fácilmente. —¿En serio?

Iba a volver a hablar, pero puso los dedos sobre mis labios ligeramente abiertos para mantenerme callada y en el proceso, también mantuvo el aire contenido en mis pulmones.

Lamio la sensible piel de mi cuello, sabiendo el punto exacto que perturbaba mi calma. —¿Segura que no volverá a pasar? Porque tu mano apretando mi brazo y acercándome más a ti, no coincide con tus responsables palabras.

¿Estaba apretándolo?

Si, lo hacía.

—Dime Alicia, ¿me detengo? —susurró sobre mi cuello, posando su mano en mi caliente centro y rozando con movimientos circulares.

Lo odio.

—No, no, no pares.

Después de otra ronda de muy buen sexo, lo obligué a levantar su lindo culo de la cama y llevarme a la escuela, luego de enviarle un texto a Cris para que él no lo hiciera. Cuando Donovan aparco en el estacionamiento del instituto, Cris estaba esperándonos en la salida con los brazos cruzados y una expresión enojada en su rostro.

No confíes en mí © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora