Capítulo 17

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—Creí que no vendrías —dice Donovan apoyado contra la pared, sin mirarme, solo se limita a fijar su vista en el suelo.

—Yo creí lo mismo de ti —respondí acomodándome a su lado

Estábamos en un tortuoso silencio. Yo no sabía muy bien que hacía en este lugar ni con que finalidad fui convocada, eso provocaba que la curiosidad me invadiera. Él parecía nervioso, notaba que abría la boca para decir algo, pero casi al mismo instante de abrirla, volvía a cerrarla.

—Quería... —Comenzó a decir con un ceño fruncido tatuado en su frente— Agradecerte otra vez por lo de anoche.

Esta vez no me sorprendí, ya lo hice la noche anterior, lo único que hice fue asentir.

Esta situación ya no tenía el suficiente sentido para mí, no entendía porque estábamos los dos aquí, ni tampoco porque él se tomó la molestia de querer verme por un simple agradecimiento que, por cierto, ya me dio anoche.

Y lo que menos tenía sentido en toda esta estúpida situación es sentirme tan bien al compartir cinco segundos con él sin gritarnos. Todo esto me afecta y no puedo dar una explicación lógica a ello.

—Y... Hable con mi madre esta mañana —Desvió la mirada y se sentó en el suelo, comenzó a jugar con los cordones de sus zapatillas de forma nerviosa—. Fuiste realmente genial con ella, hace tiempo no la veía de verdad emocionada y no muchas personas la tratan como tú lo has hecho... así que te debo una.

Podría decir que es la primera vez que dice más de diez palabras sin burlarse de mi o insultarme de algún modo, lo cual, me gusta. La sinceridad con la que dijo cada silaba provoco que el odio de mi hacia él se borrara casi por completo.

Aclarando mi garganta y tratando de recomponerme por lo que acabo de escuchar, le respondí: —Tu madre es muy dulce

«Como la mía»

Donovan levanto la cabeza para verme y me sonrió. —Lo es.

Bien. Me acaban de noquear de la forma menos justa posible, no esperaba eso. Donovan acaba de sonreírme directamente y quema, Dios, mi corazón no para de latir.

—¿Cómo se llama? —pregunté tratando de modificar el camino que mi cerebro está tomando en este momento, tratando de no pensar que lindo se veía Donovan sonriéndome.

—Alice, pero nadie la llama así, casi siempre está conmigo y le digo mama.

—¿Cómo debería llamarla yo? —me atreví a preguntar. No puedo llamarla «Mama» y tampoco sé si debería llamarla «Alice», podía confundirla

—¿Realmente quieres volver a verla?

La pregunta me tomo desprevenida. Quería volver a verla, por supuesto que sí, y más aún que ahora sé que ella también lo quiere. Me recordaba mucho a mi madre y me gustaba el sentimiento de nostalgia por ello.

—Claro que sí, se lo prometí

Sus ojos brillaban conmocionados e indecisos—Si, pero no creí que de verdad lo quisieras.

—Pues sí, lo quiero.

***

— ¿Dónde vamos? —Le preguntó abriendo la ventanilla. Esperó cinco segundos y él no vuelve a contestar

Después de nuestra conversación detrás del campo de deporte, algo cambio, y no para bien.

Lo que en su momento parecía agradecimiento, ahora es mal humor de su parte, su expresión cambio de un momento a otro y no sabía el porqué.

No confíes en mí © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora