Capítulo 7

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Ayer, cuando decidí salir de mi escondite detrás del campo de deporte, pude ver a una chica observándome. Estaba sola como yo y por ello, me decidí por hablarle. Se llama April. Nunca conocí a alguien que se relajara y explayara tanto contando temas a una desconocida que en este caso era yo.

Lo que me resulto extraño de esto fue que ella no habla con nadie más. No la vi con nadie en los recesos y de hecho, tampoco la veo en ninguno de ellos. Parece ser tímida, pero conmigo esto no lo denota, habla de hasta su periodo. Exigía palomitas y una taza de chocolate caliente... La combinación la habría matado.

Yo, en cambio, me dedicaba a escucharla y de vez en cuando dar un par de acotaciones.

Al concluir las clases ella me acompaño hasta fuera del instituto y me invito a ir a su casa para terminar nuestras tareas juntas. No me haría nada de malo hacer solo una amiga. Sin amigos, solo amigas.

Caminamos hasta el aparcamiento que está a una cuadra del instituto por su coche... ¿Qué pasa que ahora todos los adolescentes se pueden permitir coches? Bien, sé que este es un lugar lleno de gente maja, ¿pero los padres no se preocupan por que sus hijos sufran accidentes? La tasa de accidentes automovilísticos en adolescentes es alta. Las fiestas, el alcohol, pueden cagarle la vida no solo a la persona que conduce, sino a la que está por la calle caminando tranquilamente y un hijo de puta le arruina la existencia en un puto segundo.

—Eso lo sé, pero mis padres me tienen confianza... Además, no salgo nunca a fiestas. No podría —responde April cuando expuse mi pensamiento con ella.

— ¿Y eso por qué?

—Pues, habrás notado que no tengo amigos —No había un toque de pena en su expresión, como si eso le diera igual.

—Sí, pero no entiendo la razón, eres bastante genial para mí.

—Pero no ocupo los estándares de belleza que las chicas del instituto buscan —Dice en voz más aguda y burlona

—Pura mierda, eres preciosa —Contestó un poco incrédula, era muy linda. Su pelo negro cayendo onduladamente por su espalda, su rostro y sonrisa eran perfectos para mí.

—No tanto como tu

—Cierra la boca, a mi me quisieron con ellas por ser prima de su líder. No soy como ellas

—Me doy cuenta, eres mucho más genial, ¿de dónde vienes?

Esa es la pregunta que nunca quiero responder y siempre trato de evitar cualquier circunstancia que la presente.

—De muy, muy lejos

«Esquiva la pregunta. Esquiva la pregunta»

— ¿Y donde es eso?

—Muy muy lejos

—Oh, ya veo, la chica misteriosa —Ríe pero para mí no hay nada de gracioso en esta conversación.

—Presente todos los días de la semana para ti.

No confíes en mí © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora