Capítulo 30

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Dairine abrió los ojos y se encontró en su habitación, miro alrededor y observo en su pared la foto de su graduación, se levanto de su cama y piso el suelo frío, un enorme silencio invadió todo, ella se dirigía a la puerta y la cruzo llegando ahora al hospital, la gente pasaba sin parar, ella trato de hablar con alguien pero era totalmente ignorada, camino por el pasillo en busca de la habitación de su padre, durante la multitud de gente observo a los hermanos de Aziza, eso hizo que apresurara el paso, al cruzar la puerta de la habitación de su padre se encontró con el rey de Siria se dio la vuelta para salir los hermanos de Aziza la detuvieron, ella retrocedio unos pasos totalmente asustada.

- Hoy te daré muerte.

Grito el rey de Siria, Dairine retrocedio sintió un fuerte dolor en su pierna, la toco y miro su mano que estaba llena de sangre, su mano temblaba no dejaba de observar su mano con temblor, el sonido de unas campanitas se hicieron presenté llamando la atención de Dairine enfrente de ella estaba la bailarina que habia matado.

-Hoy te daré muerto.

Se oyó por parte de todos, de un momento a otro la falta de aire se hizo presente. Ella cerro los ojos con fuerza pero al abrirlos se encontraba dentro de un mar de sangre, salio a la superficie para poder respirar miraba alrededor solo para observar el extenso mar de sangre, al intentar nadar alguien sostuvo su pierna hundiendola por completo.

Dairine se levanto de golpe, estaba bañada en sudor, se levanto sintiendo un dolor punzante en su pierna, pero trato de ignorar el dolor y camino hasta la ventana para sentir el viento de la noche para tratar de tranquilizarme.

-Malditas pesadillas.

-Así que sufres pesadillas.

Hablo Marcus sobresaltado a Dairine.

-¿Quieres matarme del susto?- pregunto mientras lo buscaba con la poca luz de la luna- además, ¿que haces aqui en mis aposentos?.

-Vigilando que nadie te mate mientras duermes.

-¿Y tu no quieres matarme?- pregunto Dairine mientras lo miraba acercarse.

-Ya lo abría hecho, llevo vigilándolo toda la noche.

-Ahora me siento acosada otra vez, me haces recordar mis dias en Egipto.

-¿Eras amante del faraon Tumaini?- pregunto directo Marcus provocando una carcajada por parte de Dairine, después se quedo seria y volvió a soltar otra carcajada.

-Nah, cuando lo conocí no era mas que un mocoso irresponsable, donde creía que el era lo máximo- sonrio ante el recuerdo- yo solo habia llegado a Egipto por error junto con mis amigos. Nosotros dos nunca debimos habernos conocido sin embargo paso, hay cosas que son difíciles de explicar, algo como un nosotros entre el y yo fue una de ellas, yo solo era una extranjera sin nada y el un futuro faraon de Egipto... Nunca hubo nada entre el y yo.

-¿Pero se amaban?- pregunto totalmente curioso.

-No sabría decírtelo con exactitud pero si fue alguien importante en mi vida- dijo y miro al cielo nocturno soltando un breve suspiro miro a Marcus- eres un soldado Marcus, dime, cuando matas a alguien, ¿no sientes remordimiento?, ¿arrepentimiento?,¿miedo?, ¿culpa tal vez?.

-Somos soldados nacidos en batalla debemos mantener una mente y espíritu fuerte donde los sentimientos no deben perdurar pero si, si e tenido miedo... La primera ves que mate a alguien fue muy difícil no podía superarlo.

-¿Que te ayudo a hacerlo?.

-Pensar en la razón por la cual lo habia matado, si fue por venganza, simple obligación, para tratar de sobrevivir o para proteger a los tuyos... En mi caso fue la última, nunca es fácil vivir con el hecho de que arrebataste una vida, incluso aunque pasen los años,nunca sera sencillo.

-Nunca sera sencillo.

Repitió Dairine para si misma mientras seguia observando el cielo nocturno, Marcus se acercó y se sentó a la par de Dairine, la miro de pies a cabeza, Dairine lo noto y lo observo también.

-Cuando era niño oía historias sobre ti, de como eras una guerrera despiadada, sin compasión, sin miedo a la muerte, la guerrera excelente pero te observo y no eres mas que una mujer compasiva, tímida, con muchos temores, con miedo a lo desconocido, en realidad eres una mujer como cualquier otra.

Dairine observo a Marcus y sonrio.

-No deberías confiarte, en cualquier momento podría matarte- dijo tratando de sonar seria.- Sin mencionar el hecho de que acabas de llamarme una cualquiera.

Marcus se volvío a ella la observo con seriedad.

-No te llame una cualquiera.

Dairine volvió a reír.

-Si que lo hiciste, y veras que algún dia me lo vas a pagar. Te apuñalare por la espalda.

-La gran salvadora de Egipto, la enviada por los dioses, Siti, ¿Me esta amenazando?

-Tómalo como quieras, ahora, fuera de mis aposentos, quiero volver a soñar con Matthew Dadario y tu lo impitus.- dijo Dairine haciendo una extraña mueca con un seña con laman que le indicaba que se fuera, a lo que Marcus rio se levanto de su lugar para volver a su puesto.

-Pero que mujer mas extraña- dijo Marcus una vez afuera.

Dairine volvio a su cama, miro el techo y cerro los ojos un momento, los imágenes de las personas que habia matado volvieron a su mente, ella abrió los ojos.

-Sera una noche larga- expreso para ella misma, se levanto de nuevo y tomo la lámpara de su maleta, la encendió y abrió la puerta observo a Marcus y le sonrio- ¿podrías entrar de nuevo?, es que bueno yo am necesito que me aburras con algo para volver a dormir -dijo y cerro la puerta Marcus solo observo la puerta y volvio a verla abrirse- es una orden, ahora si pronuncias el nombre de Matthew Dadario repetidas veces seria perfecto- dijo y volvio a cerrar la puerta.

-Que mujer tan mas extraña- dijo nuevamente mientras entraba a la habitación.

La observo con la lámpara en las manos, se acostó en la cama como una niña pequeña y se observaron fijamente.

-Matthew Dadario, vamos repitelo, repitelo- dijo en orden mientras un ademán.

-¿Matthew Dadario?- dijo en forma de pregunta mientras se acercaba.

-Exacto, ahora repitelo, repitelo.

-Matthew Dadario, Matthew Dadario, Matthew Dadario.- volvio a decir.

-Que curioso que lo menciones, pero lo que te voy a decir nunca lo creerás, te pareces mucho a el, tal vez seas su antepasado.

-¿Que?- dijo totalmente confundido.

Dairine al notar lo que dijo se envolvió en sus sabanas con las mejillas enrojecidas y le dio la espalda.

-Buenas noches ahora, ¡largo!.

Marcus la observo mas confundido por su actitud pero aun así obedeció sus ordenes y salio de los aposentos.

-Que mujer mas extraña.

Siti, La viajera del tiempo ©Where stories live. Discover now