Prólogo: En leído.

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"Guang, Leo ha vuelto" -Enviado a las  02:41am .

"Guang Hong Ji, te veo en línea, responde."- Enviado a las 02:45am.

"Hey? No te habrás enfadado, ¿verdad?".- Enviado a las 02:54am.

"Ya sé que me dijiste que no volviese a hablar sobre él pero es parte de nuestras vidas vale, no tiene sentido que actúes así".- Enviado a las 02:55am.

"Guang... ".- Enviado a las 03:04am.


Ignorar a Pichit de forma tan rastrera había sido  cruel. Sabía que no tendría que disculparse, que no estaría enfadado con él por la mañana, y en especial, que si se esforzaba lo suficiente su amigo no volvería a sacar el tema. En concreto, llevaban sin sacar ese tema más de un año. El tema, que tanto bien le hacía ignorar, y que de pronto aparecía de improviso, cuando todo parecía estar de nuevo en calma, cuando él mismo se encontraba mejor. El gruñido que dejó escapar entre los dientes se fundió con el silencio de la noche, y acto seguido escondió el móvil bajo la almohada, para distraer los ojos mirando un rato al techo. Le dolían muchísimo, quizá de la pantalla, de retener las ganas de llorar mirando a La Luz blanca del móvil o algo así. Pensando en si sería cierto que los largos tiempos de exposición a pantallas y luces blancas nos entorpecen la calidad del sueño, se quedó dormido, agradeciendo muchísimo aún tener la posibilidad de cerrar los ojos y olvidar todo. 


-¡Guang-Hong Ji! Qué alegría verte, que en la vida real no puedes dejarme en leído. ¿Qué tal?

El muchacho asiático sonrió, frotándose los ojos con el puño de la camiseta, más para alargar el tiempo del que disponía para dar a su amigo una respuesta que para continuar la misión fallida de despejarse a primera hora de la mañana. 

-¿Bien? ¿Normal? No sé, es lunes, no se preguntan esas cosas los lunes.- Conforme articulaba las palabras, estas se acabaron perdiendo en un bostezo, esta vez sincero.- Ghnñ, bueno, siento... el visto, y demás. ¿Podemos posponer el tema un poco más? Un poco en plan... ¿ootro par de meses?

Pichit golpeó la nuca de su amigo con la fuerza bastante para hacerle daño, y la suavidad necesaria para no sentirse culpable, para después cruzarse de brazos, alzando una de las cejas. 

-Podríamos posponerlo, pero ha vuelto. Entiendes, está aquí. Ya no es del tipo de tema de mierda  sobre el que puedes llorar a las tres de la mañana y después barrer debajo de la alfombra. No me pongas esa cara. -Pichit sonrió, rodando los ojos al ver que la expresión de molestia se mantenía inamovible en la mirada de su amigo.- Lo entiendo, ¿si? las rupturas son una mierda, he pasado por muchas, necesitas tu tiempo, lo pillo. ¡Pero se está agotando! Intenta no odiarme mucho, ¿si? MeE marcho ya que tengo examen a primera hora, tChaO. 

La figura de Pichit fue desvaneciéndose en la distancia mientras se despedía con la mano, Guang acabó por ceder, agitar la mano de vuelta, sonriendo momentáneamente para después dirigirse a su propia clase. Por suerte sus facultades quedaban cerca,  el café en la de Pichit era mejor, y además, el bus le dejaba ahí. El universo le había puesto bastante fácil lo de llevarse bien con aquel chico. 

Mientras caminaba se esforzó muchísimo en, al menos, poner sobre la mesa todo lo que la noticia de Leo volviendo a Estados Unidos suponía, y si eso ordenarlo luego, en ... algún punto. Al menos sabía que la culpa de todo era suya, y nunca había conseguido contarle a Pichit toda la historia sin sentirse un trozo de mierda, por lo que el chico Tailandés conocía, bueno, pinceladas de todo lo que llevaba rondándole la cabeza un año entero. Y en realidad era sencillo, su relación con Leo acabó de forma abrupta, con explicaciones vagas que parecían excusas y al poco tiempo volvió a México, llevándose consigo cualquier oportunidad de descubrir qué coño había pasado en sus últimos meses en Estados Unidos. ¡Si al menos le hubiese escrito un mensaje! , una lista incluso, clara y seca, de qué había pasado. Pero simplemente se habían estado enviando silencio el uno al otro, durante meses, y se echaba la culpa también, porque podría haberle escrito primero. Aunque por una vez en su vida le apetecía hacerse de rogar.

CRUSHED (Leoji AU) Where stories live. Discover now