27. 'Pensé que ya me habías derretido.'

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Para mi, siempre ha sido ella.

Claudia termina el beso, y se escapa de mis brazos, pasándome por un lado para buscar las tazas para servir el café.

—Tus padres o Apolo pueden bajar en cualquier momento,— me recuerda, —El abuelo y su enfermera viven aquí ahora así que tenemos que ser prudentes.

Suspiro y me hago a un lado para verla servir las dos tazas de café y pasarme una.

—¿No tienes que ir a trabajar hoy?— le pregunto y cuando Claudia arruga sus cejas, casi me golpeo a mi mismo al instante, ella no sabe que yo se que trabaja en mi empresa, mierda, —Quiero decir, ¿Tienes planes hoy?— me escondo detrás de mi taza de café para darle un sorbo.

—No hasta más tarde.

Le echo un vistazo al reloj en la pared. Necesito irme ahora, tengo una reunión en media hora, dormí demás.

—Tengo que irme.— le doy otro beso corto y pongo la taza sobre el mesón. Ella me pasa una taza tapada con frutas dentro.

—Ensalada de frutas, el desayuno es importante.

Eso me hace sonreír como idiota.

—¿Te estas preocupando por mi?

—¿Por qué te sorprende tanto?

—No me sorprende.

—¿Entonces?

La miro directo a los ojos.

—Me gusta.

Ella se sonroja, y aparta la mirada. Y lucho para no besarla de nuevo así que en vez de eso, le pregunto:

—¿Hacemos algo esta noche?

—Tengo planes, nos vemos en casa cuando llegues.

—¿Planes?

—Si.

—¿Qué tipo de planes?— ella alza una ceja, —Solo curiosidad.

—No son planes con un hombre, relájate.

—Yo estoy relajado,— sonrío abiertamente, —¿no lo ves?

—Bien, Sr. Relajado, vete que vas a llegar tarde.— me da la vuelta y me empuja hacia la salida de la cocina.

—¿Es una salida con chicas? ¿A un bar? Pueden ir a mi bar, yo prometo no molestar si—

—Adiós, Artemis.

Salgo de la casa a regañadientes.

Después de una extensa reunión de dos horas, me estoy muriendo de hambre y agradezco a Claudia por la taza de frutas que me espera en mi oficina. Para mi desgracia, cuando entro, mi oficina ha sido invadida por la misma persona de siempre.

—¿Es que no tienes tu propia oficina?— le reclamo, pasándole por un lado.

Alex esta acostado en mi sofá con dos de esas bolsas de hielo sobre su cabeza, sus ojos cerrados con una mueca de dolor.

—Estoy en mi lecho de muerte así que ten compasión,— me responde por lo bajito.

Tal vez si lo ignoro, desaparecerá solo.

Recostado contra mi escritorio, destapo mi taza de frutas y tomo el tenedor para comenzar a comer. La vista de Alex estirado en mi sofá como un muñeco de trapo no es la mejor pero por lo menos si se siente mal, no empezará a hablar como siempre.

Alex gira su cabeza hacia mi, abriendo sus ojos. Me observa por unos segundos antes de hablar.

—No puedo sentir tu aura usual de mal humor.

A Través De Ti [Hidalgos#2] ✔️ [En librerías]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora