V e i n t i n u e v e

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Cuando volvía a casa, cerca del amanecer, puse la radio a todo volumen mientras conducía.

Estaba cayendo la primera nevada del año, yo no estaba en mis cinco sentidos y eso no me parecía ningún problema.

Me hallaba eufórico sin motivos reales para estarlo, todo era producto de lo que me había fumado. Tenía lágrimas secas manchándome la cara, aliento alcohólico, ojos rojos y rabia contenida en mi pecho.

Pisé el acelerador cuando el semáforo estaba en rojo.

Me creí lo suficientemente listo.

Me creí lo suficientemente rápido.

Me creí lo suficientemente indestructible.

Pero no lo era.

No eran más que efectos de lo que había consumido.

Un frío día de diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora