27.2. Sentimientos Cruzados

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Escuchar la canción en este capitulo hasta el final del mismo, para mejor efecto

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Escuchar la canción en este capitulo hasta el final del mismo, para mejor efecto.

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Poco después de cerrar el tema de los intereses amorosos de Cailye, se acabaron las galletas que mi amiga tenía de reserva en uno de los cajones. Así que como su estómago siempre pedía dulce, decidió ir a buscar más a la cafetería.

Mientras esperaba a la rubia, seguí recostada a la ventana viendo llover, con mi cabeza debatiéndose entre pensar en los problemas del equipo, o en las profecías de las brujas.

No quería pensar en ello, me ponía nerviosa. Prefería almacenarlo hasta que los demás decidieran perdonarme.

Y luego estaba lo de Cailye. Entendía cómo se sentía, no quería arriesgar su amistad con Evan por un amor oculto con la posibilidad de ser rechazada. Pero al mismo tiempo, intuía que no quería seguir en la misma situación, de lo contrario no me lo hubiera contado por mucha presión que le impusiera.

El sonido de la puerta captó mi atención, tres toques para ser exacta, y luego su voz penetró la puerta de madera, tomándome por completa sorpresa.

—Soy yo, Ailyn, ¿puedo entrar? —Se trataba de Evan, qué coincidencia.

¿Qué quería ahora si me había ignorado completamente cuando llegué? Se suponía que ninguno quería hablarme, que estaban enojados conmigo y ni siquiera escucharían lo que tenía que decirles, entonces, ¿qué hacía él ahí?

—Claro, pasa.

Abrió la puerta, y luego de ingresar al cuarto examinó la estancia de rincón a rincón, como si se asegurara de que nadie estuviera ahí. Sus ojos azules como el océano se centraron en mí, y a pesar de sonreír con ternura y gentileza, aquella sonrisa no llegaba a sus ojos.

Realmente estaba confundida.

—¿Por qué estás aquí, Evan? —quise saber.

Se acercó unos pasos, y al estar más cerca de mí pude observar mejor su expresión. Lo que antes trató de ocultar era dolor, se sentía triste, y no quería que nadie lo supiera, tal vez el clima sí se debía a eso en esa ocasión.

—Quería hablar contigo, Andrew me platicó lo que vivieron en Salem, así que quería preguntarte si estabas bien. Todo lo que pasaron... —Tomó aire— solo quería saber cómo te encuentras.

—¿Que si estoy bien? —repetí— Evan, por si no te has dado cuenta, mi situación actual no es la mejor. Ni siquiera... ni siquiera quiero pensar en eso ahora.

—¿Se los dirás a los demás, lo que las Amazonas les dijeron? —Me miró con total atención, pendiente de cada movimiento.

Me encogí en la silla, y desvié la mirada hacia la ventada de nuevo. Considerando que por «demás» se refería a Sara y Astra, las únicas que no lo sabían ya que incluso Daymon debía de sospecharlo.

Kamika: Dioses GuardianesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora