35_ Prométemelo

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Clarke abrió los ojos. Era una preciosa mañana, los rayos del sol se colaban entre las hojas de los árboles. Hacia una buena temperatura acompañada por una brisa matutina.
Cerró los ojos y suspiró dibujando una sonrisa en su rostro. Pensó en la noche anterior, en cómo había cambiado desde aquella desatada tormenta hasta estar todo tan tranquilo mientras se oía el silbido de los pájaros.
También pensó en ella y en la increíble noche bajo la lluvia que habían pasado.
Abrió los ojos y se incorporó buscándola con su mirada, pero para su sorpresa, estaba completamente sola.
Se levantó del césped en donde se habían dormido, la una en los brazos de la otra.
Nada más incorporarse notó una gran ráfaga de dolor que recorrió todas sus extremidades. La puta pierna...

Clarke paseo despacio por el bosque mirando a todos lados. -¿Lexa? ¿Lexa donde estas?

La preocupación invadió su mente y la rubia empezó a buscarla con más ansiedad. -¿Lexa?... ¡Lexa por favor!

Su paso se fue acelerando soportando a duras penas el dolor de su pierna. Los nervios se acumularon y Clarke empezó a caminar perdiéndose entre los árboles sin saber a dónde ir.

De repente se paró en seco. Un olor, un sonido muy familiar. Se concentró. ¡El mal! Estaba cerca del mar.

Avanzó a través de unos cuantos arbusto hasta que por fin sus pies sintieron la arena.
Recorrió la playa con la mirada y divisó una figura sentada en la orilla. Ahí estaba.
Clarke suspiró aliviada. La había encontrado. Dejó que por unos segundos la brisa y el olor del mar la golpearan, para luego centrarse en aquella gran masa de agua. Lo había echado tanto de menos...

Suspiró de nuevo y se dirigió hacia la castaña.

Lexa estaba sentada en la arena abrazándose las rodillas mientras miraba fijamente el mar. Estaba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que la espuma de las olas se acercaba a ella mojandola los pies.

Sintió como alguien se acercaba por su espalda.

-Mierda Lexa me habías asustado.

La castaña siguió con la mirada fija en el mar.

-¿Tú sabes lo preocupada que estaba?- Clarke se sentó a su lado. -Pensaba que te había pasado algo...

Clarke se giró para mirarla y se sorprendió al ver la preocupada cara de la castaña.

-Hey Lex... ¿Estás bien?

Lexa suspiró y bajo la mirada.

-Es... ¿Por lo de anoche?- Pregunto Clarke preocupada.

Ante aquella pregunta Lexa la miró extrañada.

Clarke se mordió el labio nerviosa. -No te gustó lo de anoche y... Bueno ahora pues... Lo siento, yo...

Lexa dibujó media sonrisa al ver a Clarke tan inocente y antes de que la rubia pudiera seguir hablando, la mayor se inclinó hacia ella y la calló con un beso.

Al separarse, Lexa cogió de la nuca a Clarke y la acercó a ella juntando sus frentes. -Fue la mejor noche de mi vida.- Acercó su boca a su oído. -La mejor.- Susurró.

Esa voz y esas palabras hicieron que un escalofrío la recorriera la espalda además de una gran sonrisa que apareció en el rostro de Clarke.

Lexa también sonrió unos segundos pero luego apartó su mirada de la de Clarke y volvió a ponerse seria.

Suspiró y volvió a clavar su mirada en el horizonte. -Es la isla lo que me preocupa...

-¿La isla?- Clarke la miró con atención.

La castaña suspiró preocupada e intento buscar las palabras necesarias para hablar. -Si alguien entra en el bosque nocturno por un medio que no sean los pozos, la isla se siente desprotegida y activa un modo de defensa.

-¿Qué? ¿Un modo de defensa? De qué estás hablando.

Lexa se mordió el labio nerviosa. -Lo llamamos el Praimfaya. Es...- Suspiró.- Es como un fin del mundo... Catástrofes naturales... Unas seguidas de otras. Terremotos, tormentas, huracanes, tsunamis...- Se la quebró la voz.
Clarke puso los ojos en blanco.
-Espera espera espera. ¿Estás diciendo que en cuanto encuentren el bosque nocturno los voladores, la isla va a autodesteuirse?

Lexa asintió escondiendo sus labios.

Clarke se levantó enfadada. -¡Vamos a morir todos! ¡¿Y lo dices ahora?!

Lexa se levantó -Clarke...- Intentó agarrarla del brazo pero la rubia la esquivó. -¡Suéltame!- Gritó con ira.

La rubia la miró desafiante. -¿A dónde vamos Lexa? ¿Por qué llevamos días caminando, alejándonos de la guerra? Puedes luchar perfectamente... ¿¡Por qué huyes!?

Lexa se puso los dedos en el puente de la nariz. Suspiró. No sabía cómo decirlo. -Hay un puerto al otro lado del bosque. Allí tenemos pequeñas barcas que usamos para pescar...

-No has respondido a mi pregunta.- Interrumpió la menor cruzándose de brazos.

Ahora fue Lexa la que clavó su mirada en ella. Sus ojos cristalinos y el dolor que expresaba su rostro hicieron que a Clarke se la encogiera el corazón.

-No puedo permitir que te pase nada Clarke. No podemos parar esto, tienes que irte...

Al oír eso el rostro enfadado de la rubia se transformó en uno entristecido.

Observó cómo de la intensa mirada de la ojiverde aparecían unas lágrimas de dolor. -Lexa yo...

-Si te pasara algo no me lo perdonaría nunca Clarke. Necesito que estés a salvo.

Clarke se quedó en silencio unos segundos. Con la mirada perdida mientras las lágrimas aparecían también por su rostro.

-Y tu... Qué.

-Debo quedarme. No puedo dejar que se lleven a los espíritus.

-¿En serio vas a sacrificarte por ellos?

Las palabras de Clarke se clavaron como espadas en ella. -Tu no lo entiendes... Son mis antepasados, mi gente...

-¡Están muertos Lexa! ¡No puedes hacer nada por ellos!

-Como te atreves...

-Pertenecen al pasado.- Interrumpió Clarke enfadada. -Debes pensar en el futuro. En un futuro para tu pueblo... para la isla...

-El único futuro en el que pienso es en uno en el que tú estés a salvo.

Esas palabras hicieron callar a la rubia que bajó la mirada y se quedó en silencio bajo la atenta mirada de la ojiverde.

-Pase lo que pase.- Susurró mirando al suelo.
Levantó la mirada para clavarla en los ojos verdes de la mayor. -Pase lo que pase.- Repitió. -¿Lo recuerdas?

Lexa asintió.

Clarke se secó las lágrimas y se acercó más a ella quedando a escasos centímetros. -Juntas pase lo que pase...- La miró con intensidad. -No pienso irme Lexa. No pienso separarme de ti.

Clarke la cogió de la mano y la apretó con fuerza. -Si me tiene que tragar un terremoto o me tiene que llevar volando un tornado. Quiero que sea a tu lado.- Susurró.

Aquellas sinceras palabras hicieron que la castaña dibujará media sonrisa. Esa pequeña rubia la estaba matando de amor lentamente.

Las dos chicas se fundieron en un cálido abrazo del que estuvieron así varios minutos. Llorando, pensando... Pero sobre todo, sintiendo sus cuerpos pegados.

Clarke se aferró más a ella mientras hundía su rostro en el pelo de la castaña. -Prométemelo Lexa.
Las dos chicas se separaron y juntaron sus frentes mientras sus miradas quedaban conectadas. -Prométeme que nada nos va a separar... Prométeme que pase lo que pase siempre estaremos juntas...

Lexa sonrió y rodeó la cara de Clarke con sus manos atrayéndola hacia ella. Juntando sus labios y moviéndolos despacio, con amor.

Y así, con un beso, Lexa selló su promesa.

LA ISLA PERDIDA | clexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora