30_ Traición

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Clarke abrió los ojos molesta debido a la claridad del día. Brillaba el sol y unas ráfagas de aire caliente la golpearon removiendo sus mechones. Estaban cerca del desierto y hacía mucho más calor.

Se incorporó con cuidado y se levantó sin hacerse daño en la pierna. Necesitaba medicinas, la herida se estaba infectando y cada vez la dolía más.

Observó como Lexa preparaba el equipaje y lo subía al lomo del caballo.
La castaña se dio cuenta de que Clarke estaba despierta y la lanzó una manzana que la rubia cogió al vuelo.

-Tenemos que irnos.- Dijo mientras se montaba en el caballo. -Nos queda un largo viaje por delante...

Clarke suspiró y se acercó al caballo. -Buenos días ¿Qué tal tu pierna? Bien, solo un poco más jodida que antes...- Se dijo a sí misma con expresión molesta.

Lexa la tendió la mano y la ayudó a subirse. Ahora era ella quien manejaba las cuerdas y la que tenía una gran prisa por cruzar el desierto, llegar al bosque y dejar a Clarke en la Capital para luego partir de nuevo a la guerra.

Pasaron las horas... Un viaje para nada agradable. El calor era el mayor inconveniente, el sol pegaba con intensidad lo que hacía que las dos chicas tuvieran dolores de cabeza cada cierto tiempo.

Para colmo, ninguna de las dos se había dirigido la palabra. Reinaba un incómodo silencio durante todas las horas de viaje. Además la comida se había acabado y el agua prácticamente también.

El cuanto más se acercaban al centro del desierto, más intenso era el calor. A veces, aparecían una pequeñas ráfagas de viento caliente, muy caliente. Pero que aún así se agradecían.

Decidieron parar en unas rocas que había en la arena, el calor las estaba provocando fuertes mareos y necesitaban descansar un poco en la sombra bajo las rocas. Todavía las quedaba un tramo para terminar el desierto, pero pronto anocheceria y tendrían que descansar.

Lexa se sentó rendida y se apoyó en una roca resoplando debido al calor. Con la manga, se secó el sudor de su frente y observó a Clarke. Esta rebuscaba por su mochila intentando encontrar algo de comida o agua.

-Queda un poco de agua...- Dijo la rubia sacando una pequeña cantimplora que estaba casi vacía.

-Bebetelo tu.- Lexa se relamió los labios para humedecerles. -Has perdido mucha sangre. -Miro a la pierna de la menor. -La necesitas más que yo.

El gesto de Lexa no paso desapercibido por Clarke pero se limitó a asentir y dedicarle media sonrisa de agradecimiento.

La chica bebió dos tragos de agua, que le sabieron a gloria. Después sin previo aviso, Clarke le lanzó la cantimplora a Lexa, y está la cogió al vuelo extrañada ya que todavía quedaba un poco de agua.

-Tu también has perdido sangre.- Espetó la rubia mirando la mano de la mayor.

La castaña también dibujó media sonrisa y se bebió lo que quedaba de agua hasta no dejar ni una gota.

Permanecieron unos minutos en silencio. Un silencio un poco menos incómodo que el del viaje, pero que seguía siendo algo extraño.

Clarke miraba al horizonte mientras sus dedos jugueteaban con su colgante. El colgante que Lexa la había regalado.

Lexa por su parte, intentaba a duras penas hacer algún movimiento con su mano mala. Debía tenerla recuperada si quería luchar al máximo. Pero no podía mover ni un solo dedo de su mano. En cuanto intentaba hacer cualquier cosa, una ráfaga de intenso dolor se despegaba desde su herida y se extendía por todo su cuerpo.

Clarke se mordió el labio cansada de tanto silencio. -Tienen uno de ellos...- Dijo sin dejar de mirar el horizonte.

Lexa la miró extrañada.

-Un espíritu.- Aclaró la menor.

Lexa suspiró -Lo sé... Intentaron sacarme información.- Se miró su mano vendada.

Clarke apretó la mandíbula. -Van a encontrar el bosque nocturno...

Lexa la miró con una expresión enfadada. -Como puedes decir eso...

Clarke se giró para mirarla. Por primara vez en mucho tiempo, sus miradas se cruzaron y sus ojos conectaron. Unos ojos verdes enfadados y molestos, unos ojos azules decididos, pero tristes.

-El bosque está bajo tierra... Conseguirán entrar.- Suspiró apartando la mirada.

Lexa se levantó con el puño apretado. -No lo harán, la isla no los aceptará, nunca les dejará entrar.

Clarke también se levantó y la miró desafiante. -La isla no podrá hacer nada.

Lexa se acercó más a ella. La rabia la había invadido por completo. -¿Cómo te atreves a hablar así de la isla?- Preguntó apretando los dientes. -¿Qué pasa?¿Ahora te vas a ir con ellos?- Se acercó aún más con el fin de intimidarla.

Clarke se mordió el labio y se quedó en silencio unos segundos.
Unos segundos que a Lexa le parecieron una eternidad. Estaba enfadada, enfadada porque si Clarke respondía un "Sí" todo se habría acabado. Pero por otra parte estaba triste y decepcionada. No podía perderla.

-¡Joder Lexa pues claro que no!- Gritó Clarke molesta.

Un suspiro de alivio apareció en el rostro de la castaña. Pero aún así, seguían enfadada.

-¿Es que no les has visto?- Insistió ahora la rubia. -Tienen grúas, excavadoras... y no dudarán en usarlas. ¡Pueden llegar a donde quieran con esas máquinas! ¡Incluso pueden hacerlo volar todo por los aires con un par de explosivos o dinamita!
Clarke la miró con tristeza. -La isla no puede luchar contra las máquinas y la tecnología... Todos estos años el mundo está intentando sobrevivir a lo que el hombre construye.- Sus ojos azules se cristalizaron y Clarke apartó la mirada de la ojiverde. -Pero va a llegar un momento en el que el mundo no va a poder aguantar...- Miró al suelo con tristeza. -La isla tampoco podrá aguantar...

Lexa se quedó en silencio. Analizando toda la información desconocida que Clarke estaba contando.

No conocía esas máquinas, no conocía esa tecnología... Pensamientos de duda aparecieron en su cabeza. Por primera vez en mucho tiempo, sintió como el miedo y la preocupación la invadían.

Apretó los párpados y se llevó una mano a la frente. El dolor de cabeza volvió a aparecer. -No, la isla es diferente... La isla podrá con ellos...- Se intentó convencer mentalmente.

Abrió los ojos. El miedo se convirtió en enfado. Miro a Clarke desafiante. -No... No lo permitiré...- Dijo decidida.

Clarke suspiró. -Lexa...

Cuando Clarke se dispuso a decir algo un gran estruendo se oyó a lo lejos desconcertando a las dos chicas que miraron a su alrededor.
Era el ruido de un moto que cada vez se oía más cerca. -¿Qué es eso...?- Preguntó Lexa poniéndose nerviosa.

Clarke miró a su alrededor hasta que se centró en el punto donde venía el ruido.
Afinó la vista.
Por un momento su cuerpo se quedó paralizada.- Es un helicóptero...- Susurró.

-¡Corre!

LA ISLA PERDIDA | clexaWhere stories live. Discover now