Epílogo

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Abrí los ojos. Los rayos de luz entraban por las ventanas iluminando la sala. Suspiré. Estaba muy agusto en la cama...
Levanté la vista y la vi, tumbada a mi lado, todavía dormida. Con una cara relajada y una leve sonrisa en su rostro. Sonreí. Estendí el brazo y con mucho cuidado para no despertarla, la agarre un mechón de su cabello castaño y se lo aparte de la cara.
Era tan hermosa... Acaricié su cuerpo con ternura. Recorrí con el dedo cada una de sus cicatrices, sus tatuajes, sus heridas de guerra. Me paré en su abdomen y contemple su herida de bala, ahora totalmente curada.
Me apoyé sobre mi mano y observe con admiración su torso desnudo.
Sonreí y me mordí el labio.

Después de permanecer unos minutos viendo como dormía, me levanté de la cama y me dirigí al balcón.
Tome una gran bocanada de aire. Hacía un día precioso.
Observé el paisaje. La isla había cambiado desde aquellas catástrofes naturales. Había montañas que se habían derrumbado, el río se había desbordado, gran parte del bosque estaba destruido...  Pero ahí estaba. La magia de la isla la había atraído de nuevo. Todos los clanes, incluso Azgueda, que había jurado lealtad a la Comandante, trabajaban unidos para recuperar la isla.

Noté como alguien se acercaba y me abrazaba por detrás. Lexa me aparto el pelo del cuello y comenzó a besarlo con ternura. Cerré los ojos mientras dejaba que unos leves gemidos salieran de mi boca.
Me giré sobre mis pies para que nuestras miradas quedaran conectadas.

-Buenos días.- Susurró.

Sonreí, la agarre del cuello y la atraje hacia mi. Las dos nos fundimos en beso de el que como cada mañana, era un beso de amor en el que dibujábamos todos nuestros sentimientos, sin palabras.

-Buenos días.- La susurré al separarnos.
Ella dibujó una gran sonrisa y me rodeó con sus brazos apretándome con fuerza.
Las dos dirigimos nuestra mirada hacia el paisaje.

Recuerdo lo que una vez la dije. Que había que olvidar el pasado, que pasará lo que pasar siempre había que mirar hacia delante, pensar el futuro.
Pero en verdad, el futuro no sirve de nada, no sabes lo que te espera... En cambio el pasado lo has vivido. Lo has disfrutado, has reído, has llorado... Has cometido errores... Pero te has levantado y has aprendido de ellos.

Y es que no siempre hay que mirar hacia delante. Porque a veces, voltear la cabeza y mirar hacia atrás... Recordar todo lo vivido y dibujar una sonrisa, es mucho más bonito.

-¿En qué piensas?- Me preguntó Lexa ya que llevábamos varios minutos en silencio.

Me giré y la miré a los ojos. -En que tengo un pasado contigo, en que tengo un presente contigo...- La mire intensamente y me quedé hipnotizada entre el verde de su mirada. -Y en que quiero un futuro contigo.

Me sonrió. -Lo tendrás- Dijo segura. Cogió mi mano y entrelazó sus dedos con los míos. -Tú y yo.- Miró a la isla. -Reconstruyendo todo esto...- Me rodeó la cara con sus manos e hizo que nuestras frentes quedarán conectadas. -Juntas. Pase lo que pase.- Susurró.

Las dos nos fundimos en otro apasionado beso en el que nuestras lenguas jugaban entre ellas con deseo.

-¿Siempre?- Pregunté tímidamente sin separar mi boca de la suya.

Ella sonrió en mis labios. -Hasta la eternidad.

LA ISLA PERDIDA | clexaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora