La Calle Fatum

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Aquel hombre se le hacía conocido, pero no recordaba de dónde. Las arrugas sombreaban sus ojos tristes, perdidos en el pasar de los automóviles que se veían como ráfagas por la ventana del autobús. Ambos tomaban el mismo café. Al detenerse en la esquina de la calle Fatum, ambos abandonaron el autobús. No le pareció extraño que el anciano entrara en el mismo edificio que él, sin embargo, sí le llamó la atención que coincidieran en la misma oficina. Decidió observar hacia dónde se dirigía y no pudo evitar un gesto de asombro al ver al anciano sentarse pesadamente en su cubículo, apoyando el café al lado de su lámpara. Se dirigió a hablar con su jefe sobre el atrevimiento de aquel extraño, pero fue interrumpido por sus colegas, con temas urgentes y tareas pendientes. Después de varios minutos, miró hacia la oficina de su jefe, pero no quiso molestarlo. Se dirigió entonces a su cubículo y luego de sentarse, posó su vaso de café vacío al lado de la lámpara.

Historias Fugaces - MicrorrelatosWhere stories live. Discover now