Foja Seis: Tom Kaulitz

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- Lo lamento,el señor Kaulitz no podrá atenderlo

Los ojos verdes de Georg sucumbieron al cansancio y la rabia, tiñéndose de rojo

- Creo que no entendió quien soy - masculló

- Si, le dije al señor Kaulitz que es el detective Listing pero el ahora se encuentra en una junta importante y no... ¡Espere! ¡¿A donde va?! ¡¡No puede ingresar asi!!

Las palabras de la joven recepcionista le entraron por una oreja y le salieron por la otra. No se había preparado tantos años para que un idiota le echara literalmente la puerta en la cara. Llevaba dos días sin dormir, apenas comiendo bocado y casi podía sentir el café corriendo por sus venas sustituyendo la sangre. En menos de 48 horas su vida personal y profesional había cambiado el rumbo total que tan bien llevaba encausado.

Ahora, tenia una mancha en su legajo personal por abusar del poder de subordinación con su secretario y también un reclamo por acoso interpuesto por la desvergonzada señorita Klug. Y si a eso debía sumársele que su esposa le pidiera el divorcio para irse con el fontanero y ahora, la reprochable negativa de Tom Kaulitz de entrevistarse con él, Georg estaba al borde del colapso.

Empujo una puerta doble con violencia y descubrió al causante de sus fatigas.

- Vaya que estaba ocupado - escupió con sorna al descubrirlos.

Elizabeth Belfiore y Tom Kaulitz apenas y giraron sus soberbias cabezas ante su estruendosa entrada.

- Detective Listing... - dijo Kaulitz con tranquilidad - Estábamos en medio de una junta importante. Lamento no haberlo podido atender. La señorita Belfiore es socia capitalista de esta empresa y demandaba una sesión de emergencia.

- Si, puedo imaginarme sobre lo que versaba su reunión.

Elizabeth alzo la barbilla con delicadeza y le ofreció una socarrona sonrisa.

- Planeábamos como deshacernos de usted 

- ¡Liz! - le reprendió el atractivo joven

Tom Kaulitz era, y por mucho, lo que él vulgarmente llamaría "pijito hijo de papi". El joven de 29 años le sobrepasaba en altura pero no en masa corporal, llevaba el cabello prolijamente sujeto en una coleta detrás de la nuca y vestía un ostentoso traje que de lejos gritaba "diseñador". La cuidada barba que le crecía en el rostro contrastaba con sus magnánimos ojos color caoba y la mandíbula masculina tenia el ancho ideal que cualquier modelo anhelaría. Pensar en el como un hombre atractivo le asustaba porque el jamas se había detenido a observar la belleza masculina, sin embargo no podía negar lo innegable.

Las diferencias físicas e intelectuales con su hermano gemelo también eran una cosa por admirar: Bill a su comparación lucía como un blandengue, una copia defectuosa. El mayor de los gemelos era sin duda la mente maestra tras el emporio económico multimillonario.

Víctima NecesariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora