Décimo noveno

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El desayuno se siente pesado otra vez. Hace una semana del pleito entre Rhett y scar, ambos siguen mirando lejos cada que pasan uno junto al otro. Ambos son iguales: tercos.

Necesitan hablar. Pero dudo que lo hagan. Mis abuelos terminan de servir los huevos revueltos en los platos de cada quien... entonces proceden a sentarse uno a cada lado de Scarlett, frente a mí y Rhett.

Empujo ligeramente el hombro de Rhett... debe hablarle. Debe decirle algo, debe disculparse.

El ni siquiera se mueve. Sigue mirando el plato, toma una de sus tortillas y la muerde. Me mira como si no entendiera lo que le quiero decir.

-Si ustedes no van a romper el silencio, lo haré yo. -Rhett y Scarlett levantan la cabeza a la vez y me dan su atención. Ambos tienen cierto pánico en los ojos. -Ambos hicieron cosas mal. Scarlett no debió salir a una hora indebida y sin avisar. Y Rhett no debiste gritarle sin siquiera escucharla. Son hermanos, son la única familia que tiene el otro. Deberian tener en consideracion eso. -centro mi mirada en Scarlett y esta conteniendo las lágrimas. - Mis abuelos casi mueren de pensar que ellos habían hecho algo mal y te habían perdido Scarlett, no puedes ser considerada con ellos al menos. -Cambio a Rhett que me esta mirando sin emociones y sé que es por meterme en sus asuntos.- Y tú Rhett... tu hermana tambien sufre. No crees que deberías darle un poquito más de tu paciencia y escuchar lo que le sucede, estaba intentando ayudar a un amigo. No saques otras conclusiones, es-cu-cha-la. Ahora si me disculpan, con su permiso abuelos... me retiro, resulta que es un sabroso sábado y son las ocho de la mañana así que voy a seguir durmiendo.

Me levanto de mi asiento, dejando sobre la mesa mi desayuno a medio comer. Subo las escaleras y me encierro en mi cuarto. No pasa mucho cuando escucho la puerta del armario correrse y entra Rhett, con ese rostro inperturbable con el que lo conocí.

-Así que ahora eres el abogado del diablo y dialogas por la paz de mi hogar. -sé que esta de pie frente a la cama en la que estoy muy bien tirada con el brazo sobre mis ojos.

-Querido esposo, te refieres a nuestro hogar. -digo y juro que pude escucharlo grunir.

-Me importa un carajo esta farsa ahorita, no te metas por el amor de lo que más ames... entre mi hermana y yo.

-Bueno resulta que tú me metiste en esto. -me siento en la cama y lo miro, el tiene los brazos detras suyo como si fuera un entrenador aterrador de pelicula. -te comento, cielo. Tú me comentas lo que sucede, como te sientes y me lo dices... pidiendo consejo silencioso. Eso significa que esperas diga algo, pero a la vez no lo quieres. -el levanta una ceja. -Resulta que mi apellido es Buendía y hay una cosa que los Buendía somos. Y eso es: metiches. Cuando se refiere a quienes queremos y resulta que estás afectando a mis abuelos que son lo que más amo... y a tu hermana que esta pasando por lo peor de la pubertad.

Ni idea de si mis palabras hicieron mella en el.

-No me interesa lo que tengas para decir. No es tu hermana, no es tu casa.

Oh, quiso herirme.
Me río y me levanto sobre la cama, para sobrepasar su estatura. Lo miro desde arriba, con las manos en la cintura.

-Y a mí no me interesa lo que digas, yo vivo aquí. Y mientras me afecte... hablaré.

Las comisuras de sus labios comienzan a moverse, da un paso adelante y se sube a la cama, superándome en estatura otra vez.

-Y cómo es que te afecta, ¿eh? -me mira con las pestanas opacando un poco sus ojos, como si su altura fuese algo que lo hiciera superior a mí.

-Vivo aquí, tengo a mi familia aquí. Y que viva aquí con ellos significa que es mi hogar, no harás de mi hogar una zona de guerra.

El movimiento en la comisura de sus labios se convirtió en una sonrisa diminuta que intenta ocultar de inmediato.

-Okay. -se limitó a decir. Pasa su mano por mi mejilla derecha, limpia algo en mí. Alejo un poco mi rostro, el gesto es tan extraño en él.

-Deberías agregar algo más. -esta muy raro que gane tan rapido esta batalla.

-No, tu lo has dicho. También es tu hogar... y todos merecemos eso y no una zona de guerra.

-¿Eso significa que gané esta pelea?

El corre ambas manos por su cabello y mira a una de las paredes de la habitación.

-Lo hiciste.

No sé por qué de repente siento incomodidad, como si estuvieramos demasiado cerca. Por miedo a que mi corazón se acelere y el pueda escucharlo, doy un paso atrás.

Creo que él lo nota y avanza el paso que yo resté.

El calor corre a mis mejillas mientras sus ojos se centran en los míos, no sé lo que realmente trasmite y creo que muy dentro de mi a pesar del miedo, quiero descubrirlo.

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Holi.
El otro cap llega este finde, pero no hoy.
Por motivos de intriga.
Xo

Matrimonios & ConvenienciasWhere stories live. Discover now