Capítulo 3

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III: S.M

Observé el reloj puesto en mi muñeca y me percaté de que pronto serían las ocho de la noche, por lo que el sol no tardaba en comenzar a ocultarse, tenía que volver a casa cuanto antes; caminar sola por las calles nunca ha sido muy seguro y sobre todo cuando el cielo deja de estar iluminado. Después de solo unos segundos en los que no paré de caminar de un lado a otro volví a ver el reloj, siete de la tarde con cincuenta y tres minutos. Mi celular vibraba cada cierto tiempo dentro de la gran bolsa delantera de mi sudadera, seguramente era Tyler preguntándome en donde estaba, en la mañana había mencionado que quería cenar conmigo y mi madre hoy, ya que Christine no llegaría tan tarde ese día, como solía hacerlo de costumbre por sus turnos como enfermera en el hospital. Tenía meses trabajando ahí y seguía pensando que su sueldo era muy injusto.

Ya era Viernes, y había logrado juntar treinta dólares para pagarle a Daniela por la pila para la cámara que esperaba por mí en mi habitación y su cargador, por eso me encontraba ahí, esperando por una señal de la rara chica a un lado de las canchas de nuestro instituto. Ya tenía diez minutos de retraso, no sabía si eso era normal en ella, si era puntual o no, así que decidí que lo máximo que podría esperarla serían veinte minutos, por más que quisiera las cosas que le había encargado, era difícil regresar a casa sin un auto y completamente sola. Los minutos seguían corriendo, y mi paciencia empezaba a agotarse, pero la chispa de esperanza que había dentro de mi volvió a encenderse en cuanto vi a la chica caminando a través de la calle.

Caminé hacia ella con pasos apresurados, y al tenerla en frente observé sus grandes ojos verdes antes de bajar mi vista hasta la caja en sus manos. Sentí como si en mis ojos aparecieran unas estrellas mientras que mis manos se dirigían hasta la caja, pero en cuanto estuve a punto de hacer contacto, la chica con rapidez colocó la caja pequeña detrás de su espalda y me extendió la palma de su mano, mirándome con una ceja perfectamente alzada y una sonrisa medio ladeada. Entendí al instante que quería que le pagara.

— Cuarenta y cinco dólares —Articuló aún en la misma posición. Sentí como mi felicidad caía hasta mis pies, o incluso hasta más abajo de la suela de mis zapatos, pensé que con el dinero que había conseguido bastaría o incluso sobraría. Daniela notó mi sorpresa, así que soltó una risa leve.— si tienes el dinero ¿verdad?

— Algo así —Musité avergonzada mientras que le mostraba los billetes arrugados en mi mano, recién acababa de sacarlos de la funda de mi celular. Ella los tomó después de verlos por unos segundos, no necesitó hacer mucho para darse cuenta de que no era el dinero suficiente para pagarle.— no sé cuándo pueda darte el resto —Admití.

— Sabes las reglas, es decir, todos la saben, Blake —Habló con obviedad mientras que movía los billetes frente a mi cara, hice una mueca y apenada bajé la vista hasta mis pies. Ella guardó los billetes dentro de su pantalón y después colocó su mano sobre mi hombro, provocando que levantara mi vista del suelo para poder verla.

Claro que sabía las reglas. Había visto a chicos sufrir las consecuencias de no pagarle a Daniela cuando ella lo pedía, y no era para menos, conseguía cualquier cosa que necesitáramos y debíamos pagarle, era un negocio. Presioné los labios mientras que achicaba los ojos observándola con miedo, pero terminé aceptando mi destino con un asentimiento de cabeza, tendría que obedecerla y hacer cualquier tipo de favores el tiempo que ella considerara necesario para pagar mi deuda.

— No te preocupes, serán sólo dos días, tan solo faltan quince dólares —Espetó encogiéndose de hombros, sentí un gran alivio en mi pecho y volví a respirar tranquila. Daniela estiró sus brazos hacia mi y esta vez me permitió poner las manos sobre la caja que poseía, la cual tomé al instante.— empezarás el Lunes.

I'll find you » Shawn Mendes©Where stories live. Discover now