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-Sam Blake-

-Que feo que es ese uniforme- Opina Luke -¿No tienen unos de colores más lindos?

-Luke no podemos elegir el color- Luke deja de ver el uniforme y me mira -Es el del jardín, es obligatorio.

-Tonterías- Dice de golpe -Nosotros no usábamos estas cosas- Dice molesto mientras señala los uniformes.

-Ya pareces un ansiano-Me rio - Me haces acordar a mi papa, todo el tiempo usa la palabra tonterías.

-¿Que?- Me mira -Sam Blake ¿Me estas diciendo ansiano?

-Si, Luke Pocket- Digo divertida, me mira y sonríe, conozco esa sonrisa y déjenme decirles que no me gusta para nada.

En cuestión de segundos  Luke se acerca a la chica de la caja, veo como el le da el dinero y le dice algo, a lo cuál la chica le sonríe y le da un papel chiquito.

Luke se acerca a mi y me saca de la tienda, sin decirme nada, se da vuelta y me mira con una sonrisa en su estúpido rostro, para después entregarme un papel. 

-Este viejo, aun tiene su encanto- Dice mirándome, no puedo creer que haya hecho eso, en el papel está  escrito un número de teléfono con un Llámame, firmado por Lucy. 

-Oh que bien- Digo sarcástica- Toma y sal con Lucy- El me mira orgulloso como si hubiera lograda la gran cosa- Vamos hay que ir a buscar a los niños. 

-Mi madre dijo que los quería tener toda la tarde- Dice deteniéndome, pues si como lo leen. Luke me pidió por favor que los niños vayan a la casa de su madre, que ella los quería cuidar, pero era solo por la mañana, mientras nosotros comprábamos los uniformes, me parece un abuso que le dejemos a los peques toda la tarde.

-Luke, no quiero molestar a tu mamá -Digo mirándolo. 

-No le molesta, ella me insistió en que se quedaran- Dice sin preocupación- Imagínate que me dijo que ella iba a cocinarles- Dice sorprendido- Creo que la ultima vez que comí algo que ella cocino, fue a los diez años. 

-No seas exagerado- Me mira. 

-No soy exagerado, ella odia cocinar- Dice mientras sonríe- Tengo una idea, para nuestro día libre. 

¿Nuestro? Quien dijo que yo quería pasar el día con el? Aunque me interesaría saber esa idea, bueno esta bien lo tengo que admitir, no tengo nada que hacer, hoy me dieron el día libre en el trabajo. 

-¿Qué idea?- Le pregunto mientras nos dirigimos al estacionamiento. 

-Ven- Dice mirando su auto, subo de lado del copiloto, el no me dice nada, solo empieza a manejar. 

-¿A donde vamos?- Pregunto nerviosa. 

-Sorpresa, pequeña- Creo que después de los comerciales en las películas, lo que sigue en mi lista de cosas que odio son las sorpresas.

Las detesto, no entiendo como a la gente les puede gustar tanto. 

Me quedo callada, ninguno de los dos habla, lo único que se escucha en su coche es la música, que por cierto yo elegí.

Por las dudas le mande un mensaje a Maggie para ver como estaban mis hijos y si no quería que los pasemos a buscar, a lo que me respondió,al segundo que todo estaba bien y que hasta las ocho de la noche no vayamos a buscarlos, lo cuál por un lado me pareció relajante, no me malinterpreten amo a mis hijos, pero a veces necesito un tiempo para relajarme, pero por otro lado me preocupaba mucho como se comportaran los niños. 

Hace quince minutos que estamos en el auto ¿A donde vamos? No tengo idea ¿Le pregunte? Si, ochenta veces ¿La respuesta? Sorpresa pequeña. Harta me tiene, no me gusta estar quieta por mucho tiempo y menos aún sin saber a dónde vamos.

Tres Hermosos ProblemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora