• 24 •

4.5K 654 105
                                    

Era un día precioso más allá del frío congelante que hacía afuera, lo cual no nos importaba en lo más mínimo. Jimin y yo habíamos decidido salir. Lo miré de reojo. Estaba tiritando, y su aliento se transformaba en una nube blanca que desaparecía en el aire. Lo abracé, y rió muy por lo bajo.







—Estás riendo mucho últimamente.

—Lo siento.

—¿Por qué? ¡Es genial!

—Todavía recuerdo cuando me dijiste que grabarías mi risa —negó con la cabeza.

—¿Crees que no lo hice? —alcé una ceja.

—No lo hiciste.







Me detuve y saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón. Intenté en vano tocar la pantalla para abrir una carpeta, ya que tenía puestos mis guantes. Me los saqué un momento y con una sonrisa en mi rostro le mostré a Jimin la grabación. Él enrojeció a más no poder y estiró su brazo para quitar el dispositivo de mis manos.







—¡Hy--hyung! ¡Borra eso!

—¿Por qué?

—¡Es horrible!

—Yo creo que es hermosa. La tengo de alarma para levantarme.

—Tienes que estar bromeando, ¿Por qué lo harías?

—Porque... de esa forma estás más cerca si no estás conmigo.

—Ah... —rascó su nuca— estamos a sólo unas calles.

—Lo sé, aunque comprendo que no me entiendas porque sé que no me extrañas.







Jimin me miró como si hubiera dicho la cosa más ridícula del mundo.







—¡Claro que lo hago!

—¿Entonces por qué discutes conmigo por eso?

—Porque es raro.







Jimin estornudó.







—No estamos muy lejos de casa. Vayamos. No quiero que te enfermes.

—Siempre dices eso.

—Porque nunca dejé de querer que estuvieras bien.

—¡Pero hyung! —se quejó— Es lindo caminar contigo, y no hay nadie en las calles ahora, lo cual es más cómodo.

—No me importa. Estaremos aún más solos en casa —me encogí de hombros.







Jimin no dijo nada más, y lo llevé hasta mi casa. No tardamos más de diez minutos en llegar. Una vez adentro, lo vi suspirar satisfactoriamente ante el calor de la calefacción. Nos quitamos nuestros abrigos y preparé una gran merienda sobre la mesa de la sala. Después de habernos sentado, le propuse ver una película, y él accedió.

Llegada la mitad de la historia que estábamos viendo en la pantalla de la televisión, me paré para llevar nuestras tazas y unos tazones que se habían vaciado de vuelta a la cocina. Una vez que lo hice, quise volver a la sala, pero me quedé parado en el arco que dividía dicha habitación con la que había visitado anteriormente. Desde allí podía tener una perfecta visión de Jimin. Estaba oscuro, y sólo lo podía ver gracias a la luz de la pantalla. Estaba muy concentrado en lo que estaba viendo, y tenía una sonrisa en sus labios. Podía ver los finos rasgos de su rostro y su cuerpo sentado en el sillón de una manera tan bella... y no era por el ángulo, por la luz, o por alguna otra cosa. Era sólo porque era Jimin.

Let me love you [Yoonmin] ©Where stories live. Discover now