Let me love you [Yoonmin] ©

• 9 •

Estaba nervioso. Era uno de esos días en los cuales tenía un importante examen. Había estudiado bastante para eso, pero algunas veces mucho no es suficiente. Por más que me encantara estar con Jimin (el cual no había aparecido desde hacía días) o con mis amigos (a quienes hacía ya un tiempo que no veía en los recreos), quería repasar un poco antes de tener que entrar al aula. Eso estaba haciendo, cuando sentí que tocaron mi hombro. Volteé. Era un muchacho pelinegro, casi de mi estatura. Lucía bastante familiar, pero en realidad no lo había visto en mi vida. Se sentó a mi lado.

—Hola... eres Min Yoongi, ¿Verdad?

—Así es ¿Y tú?

—Soy Park Ji Hyun.

Lo miré con atención, soltando mis libros por un momento.

—¿Eres el hermano de Jimin?

—Sí, soy yo... verás... vine a hablarte sobre él.

—¿Eh? —me removí en mi silla— ¿Él está bien? ¿Le hicieron algo? ¿Está enfermo?

El joven frente a mí rió suavemente. Al verlo tan tranquilo, relajé mis movimientos e intenté dejar un poco de lado toda esa preocupación que no sabía de dónde había nacido.

—No, no le pasó nada. Yo sólo... bueno, me enteré de que estuviste juntándote con él. Tu amigo Jungkook y yo somos muy cercanos, y siempre nos contamos todo. Él... nadie sabe que Jimin es mi hermano, y mencionó que tú te habías ido con el chico que siempre está sentado en un rincón. Creí... que serías como cualquier otro idiota de los que alguna vez se acercaron a él, y--

—Oye, yo no soy nada de eso —dije con seriedad—. Realmente quiero a Jimin, y me preocupo por él. Estoy con él porque es mi amigo y porque quiero hacerle compañía. No seré un imbécil como los demás. No voy a lastimarlo.

—Lo sé. En vez de haber venido a hablar contigo, lo hice con él. Nunca quiere decir mucho, pero enfureció en cuanto vio que había supuesto que eras como los demás. Además... lo escuchamos cantar, lo vimos comer bien nuevamente... eso antes no lo hacía. No antes de haberte conocido. Fue sólo un día, pero lo hizo.

Sonreí ampliamente.

Todo estaba saliendo más que bien.

—No te das una idea de lo feliz que me hace saber eso, Ji Hyun —fruncí mis cejas—. Sin embargo... ¿Por qué dejó de venir? No me dejó ningún número de teléfono, y no tengo idea de en dónde vive... no pude contactarlo.

—Yo... no sabía si venir a avisarte esto. Quería conocerte en primer lugar.

—¿Qué le pasó? —insistí.

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No me importó mi estúpido examen. Mucho menos haber dejado a Ji Hyun en medio de nuestra plática. Corrí a mi casa, tomé mi bicicleta y pedaleé lo más rápido que pude hasta el hospital. La dejé en donde pude y busqué su habitación. Cuando la encontré, entré aún corriendo, pero me detuve.

Jimin estaba dormido. Me acerqué a pasos lentos y me senté a su lado. Estaba muy golpeado, y sentí tristeza e impotencia ¿Qué pudo haber hecho para que lo trataran de ese modo?

Con cuidado, tomé su mano derecha entre las mías, y soltó un quejido aún en su estado de inconsciencia. Sin querer había tocado unos cortes en sus muñecas que parecían ser de hacía unos días.

Jimin parpadeó varias veces luego de unos minutos. Miró en mi dirección y se sorprendió bastante al haberme visto.

—¿Yoongi? ¿Qué estás haciendo aquí?

—¿Qué te pasó, Jimin? ¿Por qué--? —negué con la cabeza— ¿Quién te hizo esto?

—Eso no importa.

—Estás loco, ¿No es así?

Jimin me miró en silencio.

—¿De verdad crees que no importa? ¡Te han lastimado!

—Pero fue mi culpa... —susurró.

—¿Por qué dices eso?

—P--porque lloré —bajó su mirada, avergonzado.

—Jiminnie...

Sus mejillas se sonrojaron suavemente, mas no se atrevió a mirarme otra vez. Acerqué mi silla un poco más a la camilla y no despegué mis ojos de él.

—¿Quién fue?

Silencio.

—Mira, sé que no te gusta hablar mucho sobre ti, y que sientes que no le importas a nadie pero a mí sí me importas, Jimin. Quiero saber qué pasó y quiero saber quiénes fueron.

Mi tono de voz había sido un poco más duro, pero no lo suficiente como para asustarlo. Jimin suspiró.

—Estaba volviendo de la universidad y me topé con ellos. Eran compañeros de secundaria que siempre me molestaban. Estaban ebrios y me acorralaron contra una pared. Dijeron que no me harían nada si no lloraba. Intenté ser duro, ser frío como lo soy con todos en el campus, pero no pude. No frente a ellos. Haberlos visto... removió muchas cosas del pasado y lloré. Fui débil, un cobarde... el mismo de siempre. Fue por eso que me dejaron así.

Cerré mis puños con fuerza. De sólo haber imaginado la situación, había sentido hervir mi sangre. Quería golpearlos hasta el cansancio por haber molestado a un chico tan bueno, tan frágil.

Eso no se iba a quedar así.

—Estoy bien, así que puedes irte. No fue mi intención hacer que perdieras tu tiempo aquí. Lo siento mucho.

—¿Recuerdas lo que hice en la cafetería? Eso no fue una actuación. Esto no es para nada una pérdida de tiempo. Quería verte y hacerte compañía. Quería verificar que estuvieras bien. En cuanto tu hermano me dijo, vine lo más rápido que pude a verte. Lo dejé hablando solo, y me perdí de un examen ¿Sabes por qué? Porque ser descortés y dejar una mala primera impresión, o desaprobar una materia nunca... jamás será más importante que tú y tu bienestar. Nada es más importante que eso, y deberías saberlo, grabártelo en la mente.

Tomé su mano y la volteé, haciendo que su palma quedara hacia arriba. Levanté un poco la manga de su camiseta y dejé un suave beso sobre su muñeca. Podría haber pasado poco tiempo desde que lo había conocido, pero cada uno de mis gestos era más que sincero.

—Te quiero, Park Jimin... y me encantaría que tú también te quieras.

Dejé ir su mano, y me miró a los ojos durante escasos segundos. Queriendo pasar desapercibido (aunque no lo logró, pues lo había visto), llevó su mano izquierda a su pecho.

En ese momento creí que estábamos completamente sincronizados, pues suponía (y esperaba) que lo que él estaba sintiendo era lo mismo que yo estaba comenzando a sentir cuando estaba con él.

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