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Un día pasó. Jimin decidió pasar su receso en la biblioteca. No me habría dado cuenta de ello si no lo hubiera seguido con la mirada al haber salido del aula en la que me encontraba.

Park Jimin era silencioso y escurridizo como un pequeño ratoncito. Casi nunca lograba ser visto por los demás, y apenas notabas su presencia. Esa fue una de las cosas que me habían llevado a querer conocerlo. Todo él era un misterio ¿Por qué se ocultaba? ¿Por qué alejaba a todos? ¿Qué había hecho como para provocar que los demás siempre hayan huido de su lado?

O sino... ¿Qué le habían hecho para que se volviera así?

En ese momento se encontraba paseando de aquí para allá entre los estantes llenos de libros mientras que con sus dedos repasaba los lomos de los mismos. Estaba aburrido, pero supongo que él creía que eso era mejor que cualquier cosa.

De pronto, muy contrario a sus deseos, ya que por lo visto planeaba estar solo y tranquilo en su cómoda burbuja, se sobresaltó, pues yo, estando del otro lado de la biblioteca, saqué un libro y le sonreí por el huequito que quedaba entre los otros.





—¡Hola, Jimin!





Este gruñó y se alejó a pasos agigantados. Corrí para sorprenderlo al final de los estantes.





—¿Cómo estás?

—No molestes.

—¿Lo hago?





Silencio.





—Eso es lo último que querría hacer. De verdad quiero conocerte.

—¿Para qué? ¿Acaso no es suficiente verme y ver cómo otros dicen cosas de mí? Creo que eso te dice suficiente.

—No, te equivocas. Lo que los otros puedan decir o lo que vea desde afuera no es lo que tú eres.





Jimin miró al suelo. No tenía mucho que decir ante mis palabras... y yo no tenía mucho más que decirle para convencerlo... hasta que recordé uno de los trabajos más importantes que uno de nuestros profesores nos había asignado.

¿Qué tan mal estaría intentar algo nuevo?

Nadie saldría lastimado, ¿No?





—Escucha, hay otra razón por la cual te buscaba ¿Te enteraste de que los alumnos de mi año están haciendo un proyecto? Debemos trabajar con alumnos de años menores al nuestro... supongo que aún no lo sabes.

—N--no.

—Claro, todavía no tuviste clases con ese profesor... te explicaré, ven conmigo.





Extendí mi mano. Al ver que él no la tomó, incómodo, me alejé esperando ser seguido, y así fue. Nos sentamos juntos en un rincón de la biblioteca.





—Como debes saber, hay muchos que estudiamos música, pero especialmente quienes tienen habilidades para componer, producir y cantar son los alumnos que deben trabajar juntos para este proyecto. Nuestro objetivo es crear una canción. Letra, música... y también interpretarla. Cuando esté lista, la entregamos. Darán puntos extra a cada uno de los participantes.

—¿Y eso qué? ¿Por qué viniste a decírmelo?

—Estoy estudiando producción musical.

—¿Y?

—Tú cantas.





Jimin se sonrojó violentamente y miró al suelo.





—E--eso no es cierto.

—¡Claro que sí! Una vez te escuché cuando pasé a tu lado sin que te dieras cuenta. Tienes una voz preciosa.

—Ah, basta —acomodó su capucha, la cual casi nunca se sacaba, y cubrió su cara con ambas manos.

—Yo creo que se dice "gracias".

—Como sea... hay muchos otros buenos cantantes que puedas elegir.

—Pero quería trabajar contigo, y vine a adelantarte las noticias para elegirte antes de que alguien más lo haga.

—Por favor, nadie me elegiría. Por eso no hago trabajos en grupo.

—Bueno, yo lo estoy haciendo.





Jimin puso una de sus manos sobre la mesa, como para tomar el impulso y levantarse de su lugar, pero no lo hizo. Suspiró.





—Está bien, acepto.

—¡Gracias! ¡Gracias, Jimin!





Lo abracé fuertemente, tal y como solía hacer con mis amigos, pero Jimin me apartó con suavidad. Se veía incómodo.





—Lo siento.

—Está bien.

—¿Te parece si nos juntamos uno de estos días en mi casa? Tengo un pequeño estudio que armé en el cual podemos trabajar.




Suspiró.




—De acuerdo.

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Let me love you [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora