— S-sasuke... —un titubeo salió de mi boca, seguido de un suspiro. Tus labios chocar con mi piel tan repentinamente me hacían estremecer por completo.
El punto es que después de la boda, pensé que querrías esperar un poco para... eso, y eso creí, pues resulta que luego del evento, nos quedamos a dormir en tu casa. ¿Por qué yo no estaba enterada de que tenías un hogar sólo para ti? Pues fácil, éste se encontraba oculto entre la aldea. Dejando eso de lado, al llegar nos dedicamos a descansar, sin embargo, al cabo de unas horas, tus besos me despertaron por completo.
— Oye... espera... —me removí un poco, pues tu cuerpo me tenía acorralada por completo sin saber cómo. Cerré mis ojos con fuerza al sentirte atacando mi cuello. Seguía sin entender el porqué de esa repentina actitud, tampoco sabía qué hora de la madrugada era.
— No te muevas —murmuraste, con un tono de voz algo ronco. De pronto, sentí como tu mano se aventuraba debajo de mi ropa, lo cual me provocó un escalofrío total. Nunca me habían tocado de esa manera, por lo cual todo aquello era nuevo para mi.
Tus dedos subieron y subieron y sin percatarme debido a las caricias, ya me encontraba sin blusa. Formé una mueca.
— Ya que estamos jugando a quitarnos la ropa, es mejor que vayamos por turnos —repliqué, separándote un poco de mi. Me sonreíste y besaste mi frente, con total cariño.
— Nunca impedí que lo hicieras —te defendiste, a lo que solté una risa.
— Además, ¿por qué tan de repente? —me atreví a preguntar, indagando total curiosidad.
— No me reproches nada, me he estado conteniendo —respondiste, con tranquilidad—, prometí que haría esto una vez que te dijese la verdad y sin embargo, tuve que esperar hasta el día de la boda.
De inmediato, ese recuerdo invadió mi mente. Cierto, totalmente cierto. De tan sólo recordar aquello, sentí la sangre subir por mis mejillas, probablemente haciéndome ruborizar por completo.
— Entonces... —uno de mis dedos formó círculos imaginarios sobre tu pecho, mientras pensaba seriamente lo que estaría por decir.
Mordí mi labio inferior y te miré, con total determinación. Esa noche sería inigualable, igual aunque quisiera ya no podía detenerte, sé que ibas a hacerlo, sé que ibas a lograr hacerme disfrutar totalmente, por lo tanto...
— ¿Qué estás esperando para hacerme por completo tu auténtica esposa?
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