Gilmore Girls

C3: ¿Efecto Gilmore/Paris?

RORY

Camino por las calles de Stars Hollow, el viento choca contra mi piel provocando que me estremezca, no controlo mis movimientos, únicamente veo el panorama que me rodea. Me detengo en frente de Luke's. Abro la puerta, el tintineo de la campanilla de la puerta suena, me adentro al lugar mientras froto mis manos.

Observo que el lugar se encuentra vacío a excepción de un cuerpo masculino que me da la espalda ubicado detrás del mostrador, me recargo sobre la pequeña barra y carraspeo para tener la atención de la persona frente a mí. Cuando se voltea, abro mis ojos debido a la sorpresa, Dean Forester está aquí.

Despierto agitada, es la décima vez que sueño con Dean, en cada uno de mis sueños ocurre lo mismo, aunque en los demás despierto después de charlar con él. Mientras froto mis ojos y suelto un bostezo, reacciono, es mi primer día de clases en Chilton.

Recuerdo ese día como si fuera ayer, a pesar de que han pasado muchos años desde ese importante suceso en mi vida.

Se supone que mi madre me despertaría para llegar a tiempo, pero dada la situación era obvio que se había quedado dormida, refunfuñé y me levanté de mi cama, dispuesta a ir con mamá.

Le esperaba una buena regañiza.

LORELAI

Suelto un bufido cargado de enojo, se supone que despertaría a Rory temprano, le haría el desayuno, prepararía café y sería una buena madre, sobre todo, responsable; pero no, el país de los sueños me mantuvo cautiva impidiéndome escuchar el sonido de mi despertador.

Me levanto de mi preciosa cama y le doy una mirada rápida al reloj, ¡Rayos y relámpagos! Es más tarde de lo que pensaba, coloco mis pies en mis pantuflas de conejitos dispuesta a despertar a Rory pero mi hija no es como yo, ella ya estaba despierta, recargada sobre la puerta de mi habitación con el ceño muy fruncido. Una sonrisa de inocencia es articulada por mis músculos faciales.

—Mis intenciones eran regañarte por no despertarme a tiempo, pero es muy tarde como para hacerlo, mejor apúrate. —Rory ya estaba lista, el uniforme le quedaba de maravilla.

—Lo siento cariño, ayer fue un día pesado y realmente necesitaba descansar. —Dije mientras caminaba hacia mi closet para buscar el atuendo adecuado parala ocasión.

Algo que gritara ¡Soy madre de la chica nueva que por cierto es inteligentísima, al igual que yo, vean lo profesional y elegante que me veo!

Pero como la vida me odia eso no pudo pasar, al abrir las puertas de madera de mi preciado guardarropa me di cuenta de que se encontraba completamente vacío. El día anterior decidí mandar toda mi ropa a la tintorería.

Solté un grito de exasperación y empecé a jalar ligeramente mi cabello, pensando en qué usaría. ¿Cómo pude haber sido tan tonta?

—No. Tengo. Que. Ponerme. —Dije remarcando cada palabra, le di una mirada rápida a Rory, a mi hija le divertía la situación.

—Mamá, revisa tus cajones, debes de tener algo de ropa. No te ahogues en un vaso de agua. —Rory siempre me ayudaba cuando tenía un problema, queda más que claro el hecho de que somos polos opuestos en cuanto se trate de responsabilidad y otras cosas relacionadas a la disciplina.

Le dije que bajara al comedor para desayunar, yo me encargué de buscar algo medianamente para vestir, me dirigí a uno de mis cajones, sacaba y lanzaba ropa sin encontrar algo adecuado, todo eran pijamas, calcetas, bufandas. Grité victoriosa cuando vi un short de mezclilla y una blusa rosa de tirantes gruesos, con ayuda de mi saco lo cubriría y no se vería mal.