—Ah... muy bien... —le doy la razón como a los tontos. Lo que me ha contado me parece más un cuento que otra cosa.

—Aquí no nos falta de nada, tenemos todas las comodidades: hay teatros, cines, restaurantes...todo lo que puedas encontrar entre los humanos, lo encontrarás también aquí. Bueno, como te decía... la función de los asmodeus es vagar por la tierra en busca de su Godot. Si lo encuentran, quedan liberados de la maldición y poco a poco se convierten en humanos. Es evidente, hija, que eso es muy difícil. Sois muchos humanos y hay muy pocos asmodeus. Es por eso que se les asigna una penitencia por adelantado: un humano al que proteger.

—¿Penitencia por adelantado? Y... ¿Proteger, como los ángeles de la guarda?

—Sí. La diferencia es que el mínimo para los asmodeus es solamente uno a lo largo de toda su vida. La penitencia se pone por adelantado porque sólo unos pocos asmodeus hemos encontrado a nuestro Godot a lo largo de todos estos siglos. Se da por hecho que no encontrarán a su alma gemela y tienen que pagar esa penitencia por ello.

—¿Tú fuiste uno? —me asombra pensar que de verdad cree que me estoy creyendo algo de lo que me está contando.

—Sí, Jade. Todas estas especies viven muchísimos años... siglos. Llegan a morir, pero tardan mucho. Te preguntarás por qué no vivimos con los humanos y por qué los humanos no saben ni siquiera de nuestra existencia... —asiento —Hubo un tiempo hace miles y miles de años, en los que todos vivíamos en armonía. Pero entonces algo ocurrió. Hubo una gran guerra y se acordó que lo mejor sería que nos separarnos. Nuestras naturalezas son tan opuestas que...

No puedo soportarlo más y estallo en carcajadas. Él no parece ni un poco sorprendido.

—¿Pretendes que me crea que sois seres diferentes a los humanos, que vivís más y que los humanos os pusieron nombres de ángeles y demonios porque os parecéis a ellos? —madre mía, no sé por qué he accedido si quiera a quedarme a dormir en casa de esta panda de locos. Así empiezan todas las películas de miedo.

—Suponía que no lo ibas a creer, pero no me preocupa. Puedo demostrártelo, hija —me asegura muy convencido.

—Adelante —le reto.

Estoy deseando ver qué barbaridad se inventa ahora el anciano senil que tengo delante.

Se levanta, va hacia la puerta, la abre, y sale de la estancia.

"Estás completamente loca por haberte metido aquí, Jade" me digo. Esto no es propio de mí. No sé en qué demonios estaba pensando ayer, pero esto cada vez me parece peor idea. Estoy a punto de levantarme y salir corriendo, cuando la puerta vuelve a abrirse y aparece Erin seguido de Adán, el chico del desayuno.

Erin vuelve a asegurarse de que la puerta está cerrada, igual que lo había hecho antes, y atraviesa la sala. Rebusca en un cajón del gran escritorio, hasta que saca lo que parece ser...

¡Una pistola! Dios, Dios, ¡es una pistola! Definitivamente me odio por ser tan irresponsable y por meterme en estos líos. ¿Así es como voy a morir? ¿Ni siquiera voy a ir a Cancún, Tailandia, o Alaska? No, no, no. Ni de coña. ¡Yo no puedo morirme sin saber cómo termina Corazón indomable!

Estoy aterrada. Me voy corriendo hacia la puerta y hago el amago de abrirla tirando de ella, pero no puedo. Está cerrada con llave.

La escena parece divertir a los dos hombres, porque se echan a reír.

El tal Erin carga la pistola y me sorprende cuando, en vez de apuntarme a mí, me la tiende:

—Jade, vas a disparar a Adán, ¿de acuerdo? No va a pasarte nada, pero así me creerás cuando te digo que no pueden morir. O al menos... no pueden morir con una bala normal.

| COMPLETA ✔ |   Aunque tú no lo sepas © [ATNLS 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora