Capítulo 1

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En la Antigua Grecia se data la importancia de los rituales funerarios y matrimoniales en la sociedad. Cuando alguien moría, alrededor del difunto había mujeres que lloraban desconsoladas por el acontecer, sin embargo, estas mujeres no tenían relación alguna con el difunto. Plañideras se les llamaba a aquellas actrices que se les pagaba por ir a llorar a los ritos fúnebres. Sí, era un oficio más, remunerado como otro cualquiera.

En Japón está más normalizado de lo que se cree el alquiler de personas: alegradores para matrimonios, amigos para fiestas, parejas para graduaciones, entre un sinfín de opciones más. Ese es el trabajo de Suzuki Akira, un joven promedio con un empleo bastante demandante.

- Buenas tardes, ¿usted es Takeuchi? – el asentir de la chica y el vaivén de saludo anunciaban una nueva jornada de trabajo para Akira. Esta vez se trataba de una veinteañera que quería salir de compras. Requería de una opinión masculina para impresionar en su círculo de amistades, aprovechando además de que le cargaran los paquetes hasta el paradero de taxis.

Bien sabido era que alquilar un amigo no salía barato. Normalmente los servicios que prestaban las agencias de alquiler tenían un rango de precio algo elevado para el ciudadano de ingreso común, por lo cual era recurrente, y hasta beneficioso para Akira, que gente de mayores ingresos accedieran a sus servicios. No importaba qué tan ridícula fuese la tarea, los contratistas pagaban todo.

Para Akira era habitual que solicitasen sus servicios como encomendero, amigo y pareja. Hacer distintos trámites para gente mayor, inclusive regar sus plantas y escuchar sus historias como si fuese un nieto, era de lo más conmovedor y triste a la vez. Era una pena ver cómo esa gente mayor se hallaba tan solitaria, aunque era muy reconfortante poder darles compañía por lo menos por un día.

Como amigo ha tenido la oportunidad de ir a eventos de anime, conciertos, entrar a exposiciones de arte poco usuales, fiestas exclusivas y conocer a un montón de gente diversa. Como buen observador, aprendía de sus gestos y se adaptaba fácilmente al contexto. Un día podía estar como un auténtico representante del visual kei, y al otro, de fina etiqueta.

Sin duda, como novio era el mayor desafío y lo más complicado de hacer. Normalmente le tocaba ser pareja de baile de una chica en un grupo de amigos, y bastaba con que se tomaran de la mano al caminar o le hablara con confianza y dulzura a su novia de turno. Nunca había tenido experiencias significativas en su trabajo, nada descabellado o muy emocional como les sucedían a varios de sus compañeros.

Era viernes y tenía trabajo de planta por la mañana. El despertador decía que aún era temprano y que quizás cinco minutos más no harían la diferencia. Se dio dos vueltas enredándose en las sábanas cuando las manillas del reloj le indicaban que llevaba media hora de atraso. Corrió lo suficiente como para llegar al siguiente tren.

- ¡Perdón por el retraso! – se disculpó reiteradas veces en la entrada de la oficina de su agencia de alquiler.

- No se puede hacer nada con tu retraso más que aceptarte así, Kira-chan – bromeó con el descaro usual su buen amigo Takashima. Se conocían de hace varios años antes de entrar a trabajar.

- Muy gracioso, ¿ya tienes citas para hoy?

- ¡Un montón! Ni te imaginas a dónde me llevarán a la noche

- Alardeando como siempre

- Tendrías eventos y hasta regalos más lujosos si activaras el filtro de hombres – un importante detalle al momento de crear el perfil. Cuando se trataba de alquilar a Akira como pareja, solo estaba disponible para chicas, realidad distinta a la de Shima, quien tenía los filtros de género desactivados y accedía a tener citas con cualquier persona.

MOSHI MOSHI LOVE DESU? - ReitukiDove le storie prendono vita. Scoprilo ora