Palomitas

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—Dos entradas para Infinity War, por favor.

—Aquí tiene, disfrute su función.

—Gracias.

Olivia sonrió a la chica y tomó sus entradas para luego dirigirse a la barra de alimentos, se formó y esperó su turno.

—¡Sorpre...!

—Bienvenida a CineMundo, lugar donde la magia del cine se apodera de ti, mi nombre es Susana, ¿En qué te puedo ayudar?.

—Yo... Amm, bueno en realidad no quiero ordenar nada, solo busco a alguien, su nombre es Alan.

—¿Alan?, ¿Alan Salazar?.

—¡Sí!, ¿Lo has visto?, se supone que hoy trabaja y su turno termina en 15 minutos, ¿Dónde está?, esta es su caja siempre, ¿Está en otra sección?, ¿Tiene descanso y tú cubres su turno?, de verdad necesito verlo.

El tono de Olivia comenzaba a sonar desesperado, la castaña buscaba al rubio con la mirada por todas partes sin éxito alguno. Entonces Susana suspiró, sabía que no sería fácil para la chica escuchar lo que diría a continuación:

—Él... él ya no trabaja aquí.

—¿Bromeas, no?.

—No, él dejó de venir desde hace 3 semanas.

—Eso... ¡Eso es mentira!, si fuera así me lo habría dicho... yo... él...

—Lo siento, Liv.

—¿Cómo sabes mi nombre?.

—Alan me contó de ti, chica palomitas.

—Yo...

—Ten, antes de irse Alan me pidió que te diera esto.

Susana le entregó un bote mediando de palomitas con mantequilla, había una pequeña nota pegada a éste, con los ojos llenos de lágrimas y la garganta seca, leyó:

Siempre pensé que nuestra historia había sido como una película, una llena de risas, acción, amor... y que al final terminó con un final inconcluso, pero, ¿quién sabe?, puede que haya una segunda parte. Eso dependerá del papel que nos toque interpretar, pero para mí, siempre serás mi fiel amiga y asistente, la chica palomitas.

Esto no es un adiós definitivo, sino un hasta pronto.
Recuerda siempre disfrutar tu función, Liv.
Te quiere, Alan.

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Y se acabó 😞
(Pero relax, no me maten, aún me falta subir el epílogo).