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—Te dije que cambiarían esta escena—le susurró Gabriela a Olivia, quién asintió con una mueca y se llevó un puño de palomitas a la boca.

—A veces creo que es mejor que no hagan adaptaciones, es decir, no si cambiarán tantas cosas y quitaran unas que son importantes; el trama cambia por completo—murmuró la castaña.

—Definitivamente, el libro es mejor—mencionó Gabriela, cruzándose de brazos.

—¿Quieren por favor guardar silencio? Llevan quejándose casi toda la película, si no les gusta pueden irse, los demás sí queremos verla—se quejó una mujer que se hallaba dos filas más adelante que las chicas.

—Lo lamento—le dijo Olivia, apenada, era la primera vez que recibía un regaño estando en el cine, por lo general era ella quien callaba a la gente para que la dejaran disfrutar la película, y ahora era ella quién estaba perturbando la paz de la sala, se sentía mal por ello, así que decidió callarse apesar de que deseaba hacer más comentarios sobre lo mal que habían adaptado el libro a la gran pantalla.—Será mejor que nos guardemos nuestros comentarios para el final—le susurró por última vez a Gabriela, ésta asintió estando totalmente de acuerdo, pues tampoco quería recibir otro regaño.

—Yo estoy de acuerdo con ustedes, la adaptación fue pésima—se escuchó detrás de las jóvenes, ambas compartieron una mirada extrañada antes de girarse a ver hacia atrás, donde un joven rubio bastante conocido para Olivia, se hallaba sentado muy plácidamente mientras comía palomitas.

—¡¿Qué haces tú aquí?!—murmuró Olivia.

—¿Lo conoces?—le preguntó Gaby a su castaña amiga.

Pero antes de que Olivia pudiera contestar, se escucharon las quejas y reclamos de las personas que les exigían que guardaran silencio.

—¡Ay, por favor!, como si hubieran leído el libro y supieran de lo que hablan en la película—les gritó Alan.

—¿Quieres callarte?.

—¡Que alguien saque a este chico, por favor!.

—¡Guarda silencio, niño!.

—¡Shhh!.

Esos y otros reclamos fueron dirigidos hacia el rubio, de los cuales, la mayoría eran peticiones de que abandonara la sala.

Alan se levantó, bajó los escalones y una vez que se encontró debajo de la pantalla gritó:

—¡La protagonista se muere al final!.

Y dicho esto, Alan salió corriendo a toda prisa de la sala, dejando atrás un montón de abucheos y reclamos molestos.

PalomitasWhere stories live. Discover now