Palomitas

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—¿Sabes?, comienzo a creer que de verdad te agrado.

—No puedo creer que tengas el descaro de decirlo después de lo que me hiciste el otro día, en verdad.

—Oye, debes admitir que tengo razón, solo piensalo, hay tres cajas en las que puedes pedir tus ordenes, y siempre eliges la mía, lo cual me hace pensar que no me odias tanto como dices.

—Si vengo contigo es porque hay menos personas, y quizá es por el hecho de que eres un empleado desesperante y la gente lo sabe.

—Si soy tan desesperante, ¿por qué sigues hablandome?.

—...

—Te tengo.

—¿Quieres callarte y darme unos nachos?.

—Creía que el asunto de los nachos había quedado claro, ¡no son tan buenos como las palomitas!.

—Sólo damelos.

—Bien, ¿de tortilla normal o integral?.

—¿Qué?.

—Es que hay un nuevo tipo, el integral, la verdad no sé cuál sea la diferencia porque bueno... es una tortilla.

—Pues... supongo que el normal está bien.

—¿Con queso o sin queso?.

—¿Qué clase de nachos serían si no llevarán queso?.

—Buen punto.

—¿Y eso es todo?.

—¿De qué hablas?.

—¿No harás más preguntas irritantes, ni hará recomendaciones innecesarias?.

—En realidad, no hay mucho que pueda relacionar con los nachos, así que no, por hoy no.

—Gracias al cielo.

Olivia sonrió aliviada antes de darse la vuelta para ir hacia su grupo de amigos, una vez que se encontró con ellos y les entregó los nachos, todos se dirigieron a la sala, pero antes de que ella pudiera entrar, Alan decidió hablarle.

—¡Oye, chica palomitas!.

—¿Qué?.

—¡Las palomitas son mejores que los nachos!.

Olivia rodó los ojos.

Definitivamente ese chico era muy molesto.