Palomitas

11

—¿Qué haces aquí?.

Alan dio un respingo al escuchar la voz de Olivia tras de él, no esperaba verla rondando tan temprano por el cine.

—No me digas, también le has arruinado la película a esa pobre gente que está en sala de la que acabas de salir.

—De hecho iba a hacerlo, pero la función terminó hace 10 minutos y yo debo limpiar para la siguiente.

—Deberían haberte castigado por lo que hiciste la otra vez, decirle a la gente lo que pasa al final, eso es bajo hasta para ti.

—Es gracioso que lo menciones porque en realidad limpiar todas las salas fue mi castigo. Verás, luego de que la función terminó y muchas personas salieron, una señora obesa fue a hablar con mi supervisor, quien habló con el gerente, quien le dijo al jefe y dueño del cine que yo había entrado a una función a imponer desorden.

—Al menos algo bueno salió de todo esto.

—¿Qué cosa?.

—No estuviste en la barra para atender y jugarle bromas a la gente.

—Eso no es bueno.

—Lo fue para mí.

—Admitelo, me extrañaste, sé que soy tu empleado favorito.

—No admitiré algo que no es verdad, Alan.

—¡Hasta te molestaste en saber mi nombre!, yo pienso que sí te agrado.

—¿Sabes qué?, no pienso seguir hablando contigo porque sé que tú y tu ego insistirán en hacerme decir que me agradas cuando es todo lo contrario, así que me voy, ya casi comienza mi función.

—Yo sé que te vas para evadir el tema y no aceptar la realidad, tarde o temprano verás que tengo razón.

—Ajá, ve a limpiar, rubio oxigenado.