Mr.Miller

Capítulo 38: Contigo todo es mejor.

SOPHIE.

Siento unos dedos rozando mi piel, haciendo su descenso por mi espalda. Una suave caricia que me hace abrir poco a poco los ojos. Al enfocar mi visión, veo a un Dominic sonriente que se encuentra sentado en la cama frente a mí. Su sonrisa es contagiosa, y en pocos segundos yo también me encuentro sonriendo.

—Buenos días, cariño —dice, retirando la mano de mi espalda.

Y es, en ese instante en que me doy cuenta que lleva puesto su traje, ya listo para iniciar su día en la empresa.

—Buenos días —me aparto un mechón de cabello de la mejilla y después de abostezar, le pregunto que hora es.

—Bueno, ya es un poco tarde. Pero para ser preciso... —Le da un vistazo a su reloj de mano. —Son las diez y media.

¿¡Qué!?

Soy consciente que estamos en semana laboral.

Se supone que yo entro a trabajar a las ocho, y Dominic al ser el presidente su agenda de compromisos del día inicia más temprano.

Me quito de un tirón la sábana que me está cubriendo, y me levanto de un salto de la cama.

Error.

¿Cómo pase por alto que me encuentro desnuda? veo a Dominic recorrerme con su mirada de arriba a abajo. Y recuerdo que yo hice lo mismo ayer, al verlo desnudo en todo su esplendor.

Instintivamente me llevo un brazo a mis pechos.

Sí, es algo tonto que haga esto. Ni que fuera la primera vez que un hombre me ve sin ropa puesta, pero es algo que no puedo evitar al tener la vista clavada de Dominic en mí.

En un intento de buscar mi salida, observo la habitación. Nunca había estado en su cuarto.

—Eh, ¿en dónde está el baño? —pregunto, y estoy segura que el rubor ya me cubre las mejillas.

—En esa puerta —responde, y sin dejar de verme señala la puerta del fondo. —¿Qué te parece si nos tardamos unos cuantos minutos más, el sexo matutino siempre cae bien.

Lo veo pasarse un dedo sobre su labio, en un gesto para mí, provocativo.

Le saco la lengua y con toda la intención del mundo de hacer lo mismo, camino meneando las caderas. Antes de que tenga oportunidad de ponerse en pie, me encierro en el cuarto de baño.

Me acerco al espejo para comprobar mi apariencia.

Tengo el cabello alborotado, señal de haber tenido una buena noche, y como lo suponía mis mejillas están un poco rojas. Pero también hay un chupetón cerca de mi seno.

—Al menos es en una zona que cubre cualquier blusa —digo mientras lo toco con los dedos.

Y en ese momento imágenes de Dominic y yo teniendo sexo sobre la barra de desayuno vienen a mis pensamientos.

Pero eso solo fue una parte de lo que hicimos. Luego decidimos ir a tomar una larga ducha juntos, acompañada de unos cuantos toqueteos, antes de ir a comer, después seguimos con la segunda ronda de sexo candente en su habitación.

Nunca me la había pasado tan genial en mi vida, Dominic es un hombre que tiene mucha experiencia en como satisfacer a una mujer.

Frunzo el ceño, un poco insegura con la frase que acaba de cruzar en mi mente. Es obvio que Dominic conoció y tuvo sexo con varias mujeres antes de conocerme...

Niego con la cabeza, no estaba dispuesta a que mis pensamientos fueran por ese rumbo.

Me alejo del espejo, para irme a la ducha.

No tardo mucho en bañarme, cuando salgo a la habitación, solo con una toalla alrededor de mi cuerpo. Me doy cuenta que Dominic no está. Así que me voy directo a mi cuarto para arreglarme.

En menos del tiempo que suelo tardar, ya estoy lista. Dispuesta a prepararme algo de comer, me encamino a la cocina.

DOMINIC.

Tomó el último sorbo de café, y dejo la taza en la mesa. Mientras espero que Sophie venga a la cocina, decido por llamar a Marcus para que me reemplace en la reunión que se llevará a cabo dentro de unos minutos.

Mi amigo responde al segundo tono.

Marcus es el primero en hablar.

—Debes de estar pasándotela genial para que no estés en la empresa a esta hora hermano.

—Llegare junto con Sophie a la hora del almuerzo. Pero necesito que vayas en mi lugar a la reunión que está programada para las once en punto.

—Deberían de tomarse todo el día libre, solo digo. Y no te preocupes, justamente me dirijo para ahí en estos momentos.

—Te voy a deber una Marcus.

—Siempre cuentas conmigo hermano, dile eso a Sophie también. Ella es buena haciendo planes, ¿sabías?

—Y tú eres bueno escondiendo las cosas.

Mientras cenábamos Sophie y yo, ella me comentó acerca de que Marcus la ayudo a mantenerme ocupado por un tiempo, para que ella terminara de preparar la sorpresa para mí. Pero no solo él había sido su aliado, Claire, su amiga la ayudo a cocinar e ir de compras.

Admito que Sophie es toda una caja de sorpresas.

—Soy amigo de ambos, que esperabas. —Escucho la risa de mi amigo, tras una pausa él agrega —Bueno te veo luego, una aburrida reunión me espera.

Me despido y finalizó la llamada. Guardo mi celular en el bolsillo de mi pantalón.

Escucho el taconeo de Sophie, acercándose. Y a los segundos la veo entrar.

—Vamos, tienes que comer algo antes de que nos vayamos —digo, y me percató de la miradita que da en dirección a la barra de desayuno.

De seguro ha recordado lo que hicimos sobre ella ayer.

Sophie se acerca hasta la mesa, en donde toma asiento en la silla frente a mí.

— ¿Tú hiciste la comida? —pregunta, refiriéndose al plato con comida y el vaso con jugo de naranja en la mesa.

—Lamento informarte que el cocinar no se me da muy bien, así que le pedí a mi ama de llaves que la preparará por mí. Come tranquila que yo te esperare hasta que termines.

Ella asiente con la cabeza.

Pero antes de llevarse un bocado a la boca, comenta. —Deberías de haberme despertado más temprano.

—Había decidido darte el día libre, por toda la actividad física que tuviste ayer pero me sorprendiste cuando decidiste en ir a trabajar —digo, y me reclinó en la silla.

—No puedo faltar,  ¿qué sería el presidente sin mi ayuda? talvez debería recordarle lo eficiente que soy —me observa un momento, y luego baja la mirada hacia su plato para seguir comiendo.

Palabras que prometen. Solo ella puede descontrolarme de un segundo a otro.

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