La ternura del odio.

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Los días siguientes pasaron volando, Ekko continuó su vida rutinaria como de costumbre, pero intentando darle más espacio a Jinx para no hacerla sentir incómoda luego de todo lo sucedido. Al principio trató de ser más atenta con Jinx, preguntando cosas como "¿Cómo te sientes?" o "¿Necesitas algo?", pero aparentemente a Jinx no le había agradado aquello, pues entre uno de aquellos días ella soltó un "Déjalo ya" de forma fría e irritada refiriéndose a su actitud, por lo que optó por simplemente actuar como siempre.

Luego de aquel día tampoco habían vuelto a tocar temas sensibles, ni siquiera de forma indirecta, Jinx los evitaba a toda costa, y él no se sentía, de nueva manera, en derecho a preguntar. Ambos sabían ya que el momento llegaría tarde o temprano, y estarían listos para afrontarlo, pero por el momento... aquello resultaba suficiente.

— ¿Cuánto tiempo falta para poder volver a clases? —preguntó Jinx, rompiendo con el silencio de la habitación en aquella tarde de lunes.

— La enfermera Soraka me había comentado que en cuatro o seis semanas tus manos deberían estar en suficiente condición para volver a clases... —respondió el chico, golpeando su mentón suavemente con un extremo de su lápiz. — así que no falta mucho. —le sonrió de manera dulce.

Jinx soltó un sonoro suspiro, recostándose aún más sobre su cama.

— Ya estoy aburrida de estar aquí...

— ¿Aún te duele mucho cuando intentas tocar algo?

— No tanto como antes, pero sigo sin poder aguantar el dolor...

— Lo siento... —dijo sin más— espero que pronto puedas hacerlo, me preocupan tus clases... —el chico había girado su silla para hablar con Jinx de forma más directa.

— No pasa nada, las faltas serán justificadas, —le respondió con una media sonrisa la chica— y tengo a alguien muy lindo ayudándome con las tareas. —Jinx, aún sonriendo, le guiño el ojo a Ekko de forma coqueta, haciendo que este sonriera un poco de forma nerviosa.

— N-No es nada... sabes puedes pedirme cualquier cosa. —volvió a acomodar su silla hacia su escritorio, sintiéndose feliz.

Había pasado ya bastante tiempo desde que Jinx le había mandado alguna insinuación o soltado algún halago de aquel tipo, y escuchar uno le hacía sentir cada vez más familiar la interacción entre ellos, no podía pedir más en aquellos momentos.

— Gracias... —soltó ella, casi en un susurro— ¿puedes darme agua?
Ekko asintió, levantándose de su lugar sonriente.

Y, mientras las cosas entre Ekko y Jinx se ponían cada vez mejor, en un lugar no tan lejano, la situación no hacía nada más que ponerse tensa.

— ¿Cuándo planeas terminar todo esto? —preguntó la morena, despegando la mirada de sus libros.

En una de las camas, el chico de cabello plateado y mirada profunda se dedicaba a ojear sin expresión su teléfono celular, iluminando parte de su rostro con el mismo.

— Vamos, responde, es estúpido, no me has pedido nada en todo este tiempo y sólo me haces recordar que tienes todas esas malditas fotos, ¿Acaso las borraste ya y sólo me usas para burlarte? —volvió a cuestionar, ahora con un tono más agresivo.

El chico, un poco desesperado, apartó el teléfono de su cara y dirigió la mirada hacia ella.
— Bien, tú ganas, —se incorporó en la orilla de su cama, volviendo a tomar el celular. — revisa tus mensajes.

El teléfono de Nidalee timbró casi al instante de las palabras de Rengar, lo tomó y vio que, en la pantalla, aparecía únicamente " Rengar ha enviado una imagen", por lo que revisó el archivo, que era una captura de pantalla de su blog, con uno de sus tantos "escritos" en los que hablaba de lo que quería que le hicieran, con todas las palabras tan gráficas y explicitas que había utilizado.

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2018 ⏰

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Mi nueva vida escolar. (Jinx X Ekko - League of legends)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora