50 y 50.

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Respiraba agitada, sentía su cuerpo arder, leves escalofríos le recorrían el cuerpo, estremeciéndola. Cada sensación era completamente diferente a las que solía sentir. Cada tacto de Ekko hacía que su cuerpo ardiera aún más.

Miró la cara de Jinx, ruborizada, su mirada reflejaba un brillo de inseguridad. Su expresión parecía estar más relajada que nunca, y, lo más extraño de todo, no sonreía con malicia.

Notó la respiración agitada de Jinx, la vio tener ligeros espasmos que la hacían temblar por leves instantes, se veía... ¿Pequeña?, ¿indefensa?, no podía describirlo bien.

Jinx se acercó a Ekko y le rodeó el cuello con los brazos, hundió su cara en el cuello del chico y sintió su corazón latir con fuerza.

Ekko se recargó con ambos brazos manteniendo el peso de Jinx sobre el suyo, suspiró haciendo algo de esfuerzo y se mantuvo quieto. La piel de Jinx era suave y cálida, podía sentir su respiración sobre su cuello, la cercanía era tal que incluso podía sentir cómo temblaba de vez en cuando.

No quiso interrumpir el abrazo, así que sólo se mantuvo sin moverse, disfrutando de la cercanía.

Jinx se acomodó sobre él, mirándolo a los ojos, los entrecerró y separó sus labios levemente. Ekko apretó las sábanas con sus puños, cerró los ojos, agitado, y se preparó para lo que evidentemente iba a pasar.

Estuvieron a punto de besarse cuando la puerta de la enfermería comenzó a abrirse, Ekko dio un pequeño brinco sobresaltando a Jinx de igual manera, se separaron instintivamente y se acomodaron intentando verse lo más normal posible.

— Jinx, te traje algo de comer. —dijo la dulce enfermera que traía una bandeja con comida "saludable", como ensalada y un sándwich, y una vieja y confiable banana.— Oh, alguien vino a visitarte.

Dejó la bandeja en una mesa al lado de la camilla y se volvió hacia Ekko.

— Lamento la interrupción.

— N-No se preocupe, no interrumpió nada, sólo... Le estaba preguntando si aún se sentía mal... —sonrió nervioso colocándose los lentes.

Soraka sonrió dulcemente y se alejó de la camilla.

— Bueno, en ese caso, nuestra paciente necesita comer. La pobrecita no ha comido nada desde esta mañana, ¿puedes creerlo?

— No me sorprende, a decir verdad... —dijo Ekko con algo de ironía en su voz.

Soraka rió por la respuesta. Ekko se levantó de la camilla y se despidió de Jinx y Soraka antes de salir.

— Bueno, supongo que ahora tenemos tiempo para el almuerzo. —tomó un poco de ensalada con el tenedor y la acercó a la boca de Jinx.— ¡Abre grande!

— ¿En serio?



El chico de largos cabellos blancos caminó escaleras arriba con indiferencia grabada en su rostro. Bostezó y se limpió los ojos con su mano derecha, se detuvo delante de la puerta de su habitación y buscó en su bolsillo la llave.

Primero el bolsillo derecho, luego el izquierdo, las bolsas traseras y finalmente en su saco, pero no apareció la dichosa amiga.

— Me estás jodiendo... —se recargó a un costado de la puerta, resbaló hasta que su trasero tocó el suelo y se sentó con cansancio. Sacó su celular y seleccionó un contacto, presionó llamar y se colocó el celular en el oído.

— ¿Otra vez? —dijo una voz femenina al otro lado de la línea.

— Sí, apresúrate que quiero acostarme a dormir. —dijo, acariciándose el cabello.

Mi nueva vida escolar. (Jinx X Ekko - League of legends)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora