Cosas de amigos.

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Estaban en silencio, Soraka buscaba  en una estantería llena de medicamentos embotellados y cajas de pastillas y tabletas. Se sentía la tensión en el aire.

Jinx no quería hablar, sabia que la enfermera estaba molesta. Desde que había llegado apenas y habían intercambiado palabras, sólo bastó la mirada de Soraka al verla con las manos en tan preocupante estado para darse cuenta de lo mucho que se había decepcionado de ella.

Sentía un desagradable sentimiento de culpa que no le permitía estar en paz, sentía un nudo en la garganta aún.

Soraka se acercó con una píldora en mano y una botella de agua.

— Abre grande. —dijo al acercar la píldora a la boca de Jinx.

La peliazul hizo caso a la indicación y abrió levemente la boca, Soraka depositó la píldora justo encima de su lengua y pegó suavemente la botella a los labios de Jinx sujetándole de la barbilla para pasar el agua. Pasó la píldora con desagrado apoyándose del agua y respiró hondo por la boca.

— Es para el dolor nada más, te sentirás mejor en un rato. —dijo la enfermera con un tono de voz tierno, dejando la botella a un lado.

Jinx asintió con la cabeza, se veía demasiado tranquila desde el punto de vista de Soraka, sus ojos carmesí estaban opacados, escasos de la seguridad que normalmente emanaba de su mirada.

Soraka la miró preocupada y molesta a la vez, hacía cerca de un año ya que Jinx no iba a la enfermería por dañarse a sí misma, le había hecho prometer que no lo volvería a hacer independientemente de las circunstancias, pero, el verla ahí, en el mismo lugar que un año atrás le provocaba un sentimiento de angustia indescriptible.

— ¿Por qué lo hiciste? —lanzó la pregunta de forma natural, intentando notarse lo más normal posible.

Jinx desvío la mirada de derecha a izquierda como si estuviera evadiendo la respuesta, pero ignorar la pregunta sería demasiado estúpido en aquellas circunstancias.

— Yo... Estaba molesta. —se limitó a decir.

— ¿Y por qué estabas molesta?

Quería lograr que Jinx hablara sobre cómo se sentía, lo que la hacía sentir tan frustrada, quería que lo dejara salir todo sin ninguna clase de miedo...

— Haces muchas preguntas, Sorakita. —respondió Jinx riendo levemente.

Soraka sonrió quizás por mera empatía.

— Estoy preocupada por ti...

La sonrisa de Jinx se fue borrando poco a poco, suspiró en voz muy baja, sentía que el pecho le quemaba, quería contarle a Soraka todo lo que sentía, el miedo que tenía a estar sola de nuevo.

Escucho a Soraka sollozar muy levemente, sus ojos se abrieron como platos al verla con las lágrimas a punto de salir de sus ojos, la preocupación en su expresión era lo que más dolía.

— Prometiste que ya no volverías a lastimarte... —dijo sujetando con fuerza la parte de la bata que caía en sus muslos.— Me lo prometiste...

Sintió un nudo en la garganta, odiaba esa sensación. Comenzó a sentir que temblaba, pero no quería que Soraka la viera así, quería verse fuerte, si ella aparentaba ser fuerte, entonces dejaría de sentirse así... Había funcionado durante todo ese tiempo, se había protegido a sí misma ocultándose de los demás. No importaba sí llegaba a quebrarse, lo haría una y otra vez, sería fuerte las veces que fueran necesarias para deshacerse del dolor.

Forzó una sonrisa intentado hacerla lo más real posible, se levantó de dónde estaba y, sin pensar en nada, abrazó a Soraka con fuerza. La enfermera la recibió con los brazos bien abiertos, se acercaron los más que pidieron la una a la otra, con Soraka sollozando mientras hundía a Jinx en su pecho.

Mi nueva vida escolar. (Jinx X Ekko - League of legends)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora