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SONREÍ CON UNA LEVE MALICIA en la mirada, por la mirada que me lanzó Peter noté que captó mi perverso plan.
—Evie es una mala idea.—soltó con un cierto balbuceo en su oración.—Debemos respetar su privacidad.—siguió mientras yo le hacia caso omiso.
Avance hasta la cama de Peter, sentándome frente a él quién me daba su perfil. Coloqué mi mano sobre su espalda llamando su atención y provocando que dirigiera su mirada hacia mi.
—Solo husmearemos un poco, a ver que oculta Pet, yo sé que también quieres saber si está soltera un cien porciento.—susurré como si se tratase de un secreto.—Cúbreme, ¿Sí?
Peter asintió poco convencido, pero yo sabía muy en el fondo que él también quería conocer poco más sobre su vecina tan ardiente que nos tenía pegados a sus pies.
Avancé hasta la ventana de Peter, abriéndola en su totalidad permitiendo así poder tener todo el espacio suficiente para realizar mi plan. Pedi a mi amigo que me sostuviera de la cintura mientras me impulsaba a la ventana del frente que tenía un espacio de separación de poco más de medio metro.
—Solo debo abrir esto.—dije una vez logré empujar con mis uñas un poco de espacio de la ventana dejándola de par en par.—Deséame suerte Pet.—solté una vez me impulsé y logré adentrar todo mi cuerpo en la habitación de Anastasia.
La habitación era de rosa pastel, los adornos del entorno le daban un toque elegante y su cama king almacenaba el suficiente espacio para que dijera que su cuarto era bastante grande. Mucho más de lo que se veía en la mediana ventana de Peter.
Empecé a movilizarme por la habitación viendo algunos retratos de Anastasia en distintas partes del mundo. Dejando mi favorita una en la torre Eiffel. Se veía tan alegre y llena de vida, sin dejar de lado esa mirada picaresca característica de ella.
Seguí mi paseo, tratando de buscar algún indicio de a lo que había venido en un comienzo, si Anastasia tenía novio y solo nos estaba utilizando. Sí, suena bastante sin vergüenza de mi parte pero aquí la que juega es ella, no yo. Y lo que trato en este juego es proteger a Peter, quién está ilusionado, mucho más que yo, y sé que yo podría superarlo en cambio él, es simplemente Peter.
Una hora después, encontré algunas revistas de moda, notas universitarias y zapatos hermosos. Cajones de ropa separados para cada ocasión, y finalmente estaba su ropa interior, la cuál es una belleza y me gustaría verla en su totalidad, no solo tirada en ese cajón.
Pero fuera de eso, no había rastro alguno de su infidelidad hacia nosotros.
—Bueno Pet, ya busqué y no hay nada que demuestre que nos engaña.–le guiñé un ojo, mientras me abalanzaba hasta llegar donde él.—Hubieras venido conmigo, nos hubiéramos divertido viendo ese cajón lila de su esquina.
—¿Así?¿Qué tenía?—cuestionó con cierta intriga en sus ojos. Dándole ese aspecto tan dulce de él. Adoraba a mi amigo.
—La curiosidad mató al gato, Peter.—dijo esa melodiosa voz. Fulminé a mi amigo con la mirada, antes de repetir esa escena en la que yo era atrapada.—Y creo que Evie es ese gato.
