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shit | rare
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—¡TE LO JURO NED! Me siento tan bien, mírame, no me siento cobarde, todo lo contrario, hasta podría ir a enfrentarme a Flash con facilidad.—escuché decir a Peter a lo lejos, una vez encontré el mismo pasillo desolado en el que él y Ned se encontraban, avancé a paso firme captando su atención.
—¿De qué hablaban chicos?—pregunté notando como Peter le había dado un zapo a Ned provocando que cerrara la boca, y evitara escuchar lo último de su conversación en lo que llegaba a donde estaban.
—De nada, Ev.—dijo Peter, regalándome una sonrisa nada confortadora para mi. Las dudas empezaban a aumentar y mi subconsciente se ponía en contra mío. Mi mejor amigo había delatado nuestro secreto.
Miré con actitud sospechosa a Peter, y le lancé una mirada de tenemos que hablar luego. Lo más preocupante fue como trago saliva duramente. Ay Peter.
—¿Seguros?—arqueé la ceja, analizando cada expresión del rostro de Ned, quién trataba de disimular el querer contarme algo.
—¿Vamos a almorzar? Solo nos quedan veinte minutos, y muero de hambre.—comentó Peter pasando su brazo por mis hombros abrazándome. Miré confusa a mi amigo por dicha acción, pero solo me miró y continuó posando su brazo ahí ignorando mi claro desconcierto.
Entramos a la cafetería junto a Ned de su lado y pedimos nuestros alimentos. Una deliciosa ensalada. Se podría decir que era lo único que me gustaba de estar en la escuela, quiero decir, en mi casa no apoyan mi sana alimentación.
—¿Hicieron la tarea?—cuestionó Ned sentándose con su comida colocada en la mesa.
—Estuvo sencilla salvo por unos problemas en el ejercicio seis.—empezó Peter.
—¿También tú? Lo intenté con la formula del aspa simple y no me salió, entonces...—y comenzó otra aburrida conversación sobre matemáticas y sus teorías de como resolver el ejercicio.
Eso se podría decir que era lo único malo de ellos, que eran excesivamente nerds, y no, no me molestaba en lo absoluto, solo que habían sus momentos y en refrigerios o salidas no eran la mejor opción. Sin embargo, era mejor hablar de matemáticas que de cuantas chicas se habían tirado durante la semana como lo hacían mi anterior grupo, soy conocida sí, fui bastante popular también. Pero al precio de estar vacía por dentro, como lo eran Flash, Amanda y el resto de ese grupo de populares de la escuela.
Antes solía tener una terrible obsesión con la apariencia, pero aparecieron esos raros chicos en mi vida cambiando por completo mi manera de ver al mundo. Ned y Peter son mis héroes.
—...Pero yo puse tres, Evie ¿Qué pusiste tú?—mencionó mi nombre Ned atrayendo mi atención a la realidad despejándome de mis pensamientos.
Entendí de qué hablaban, haciendo que esbozara una cómplice sonrisa, sabían exactamente que significaba esta sonrisa.
—Te paso los apuntes en Ciencias, Ev.—bufó con una sonrisa.
—Gracias Ned, sabes que me cuesta hacer los deberes en fines de semana.—sonreí y alcé mi jugo de naranja.—Salud para el inicio de una buena semana.—y chocamos nuestros vasos.
—¿Brindando por mi?—preguntó una conocida voz haciéndome sobresaltar de mi asiento. Las miradas de molestia de Ned y Peter, solo fueron la pista para saber quién se encontraba detrás mío.
Mi egocéntrico y de vez en cuando molestoso novio. Josh.
