-14 | Lo que solíamos ser

30.2K 2.8K 900
                                    

──────• § •──────

T Y E E

—Mio, mío. De seguro es para mí— Y abro tanto los ojos que podría reírme de mi misma. Incluso tuerzo la boca.

—¡Que no! Dijo que trajo regalos ¡Para mí!— Le gritó de vuelta.

—Mi mami siempre compra cosas para mí.

—Pero ahora también para mí.

¿De verdad este mocoso tiene ocho años? porque parece a punto de hacerme una rabieta y echarse a llorar. Tiro un poco más de la bolsa y con la otra mano buscó lo que hay dentro. Sacó la primera caja que toco y la miro.

—Es una muñeca, ¿Ya ves que es para mí?— Él me la quita de la mano.

—¡Es para mí!— Me está intentando matar con sus ojos celestes, lo sé. Ayer mientras veía una película de superhéroes y el vio a ese hombre que lanzaba luz roja con los ojos me dijo que cada vez que me mirara así, era porque estaba intentando quemarme con su láser.

No lo funciona porque él no es ningún superhéroe, pero me pone furiosa que quiera matarme. Además, si matara inocentes niñas de seis años, sería un villano. Que idiota es.

—¿También juegas con muñecas?

—¡Si!

Frunzo el ceño. —Qué raro eres.

—¡No lo soy!

—¡Que sí!

—¡Que no!

—¡Si! Los niños no juegan con muñecas.

Él se queda en silencio, parece pensárselo, por mucho mucho tiempo, tanto, que me da tiempo para quitarle la caja de nuevo. Me dedica nuevamente esa mirada de concentración, incluso le pone sonido al asunto. Un "Mmm" como si el rayo láser estuviese realmente saliendo. Luego deja caer la bolsa con estrépito y se pone a gritar.

—¡Mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaá!

Lo veo largarse corriendo a la cocina, ahí donde está la señora Bennet preparando la cena. Y como a mí me importa un carajo, yo aprovecho para coger la bolsa y apoderarme de todos los juguetes. Voy a hacer lo mismo que él, mío, mío, mío.

Cuando la bola de rulos vuelve, no lo hace solo, lo hace con su "Mami". La señora Bennett camina a paso lento con su elegante vestido largo, menando la falda de un lado a otro de forma ridículamente llamativa, a diferencia del mocoso, ella se está riendo de las acusaciones que hace su hijo.

—... y dijo que iba a adueñarse de mis autos, y de mis dinosaurios, mami.

¿Me recuerdan quien es el de ocho y quien el de seis? Creo que aún no me queda muy claro.

—¡Pero bueno!— Dice ella. —¿Qué es lo que sucede aquí?

Yo simplemente la miro y sigo jugando con las nuevas muñecas que compró para mí.

—¡No me quiere dar mis regalos!— Ella hace un intento de fruncir el ceño en medio de la gracia que le hace el asunto.

—Pero Ian, si esas muñecas no son para ti.

El Niño la mira como si acabara de tirarle un balde en la cabeza, pero un balde vacío, sin agua. Como si acabara de azotarlo con él.

—¿Y dónde están los míos?

Ella le sonríe, se pone de pie y le alcanza otra bolsa. El chico rompe el envoltorio demasiado emocionado para la cara que le muestra luego de que descubre que es solo una.

Perfecto Desastre | Titanes I |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora