¿Cómo había dicho?
No podía ser posible que estuviera embarazada, por Dios, nunca había estado con ningún hombre. No era posible y menos aún de ese chico, que en su vida había visto.
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Pfff, lo sé, soy una Dio...
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No saben mi sorpresa al entrar a Wattpad después de dos meses y ver esto.
Quiero chillar, mi meta (desde que comencé a subir Virgen Embarazada) había sido llegar a las 100k lecturas y ver que lo logre... estoy llorando, en serio.
Leí ya los comentarios que han puesto las nuevas lectoras y en verdad les agradezco su apoyo y mucho más que les haya gustado mi novela. Aún tengo problemas de insomnio (como podrán notar) pero tratare de actualizar. Aun faltan bastantes cosas que quiero agregar, pondré todo mi empeño :D
Estoy muy impactada aun, no se que decir muy bien y tengo sueño ya, lo cual no ayuda mucho. Por ahora me retirare y las dejare leer, no sin antes aclarar algunas cosas.
Los Extras, son escenas que en si no están contempladas en la novela, son solo ideas locas que surgieron en mi aburrimiento o por comentarios de algunas de ustedes.
Las escenas que hicieron falta las pondré con el número de capítulo donde tenía contemplado ponerla, más adelante lo haré pero por ahora sera así.
Disfruten :3
Parada frente al quiosco, observó maravillada el resultado de su arduo trabajo, con el dorso de su mano movió un pequeño mechón de cabello, manchándose el rostro con lodo. Dejo caer la espátula, corriendo hacía la casa en busca de Dominic. Con los trabajadores por todas partes, serpenteo entre los materiales para poder llegar al lado donde ya todo estaba construido, ignoraba los ojos que se bebían de ella, con el cabello ondeando con su carrera era toda una obra de arte.
Sin detenerse a tocar, entro al despacho, llenando de tierra la alfombra. No se encontraba solo, su secretaria estaba sentada frente a él, escribiendo lo que Dominic dictaba. Ambos se quedaron boquiabiertos en cuanto notaron su presencia.
—Dominic... —calló en cuanto su cerebro recobro la razón —. Perdón, no quería interrumpir.
La mirada de amor sustituyo a la de asombro en los ojos de su marido, que de inmediato dejo sobre el escritorio los papeles que tenía en las manos.
—Es todo, Marie —dijo despidiendo a su secretaria —, mañana continuaremos.
Guardo de inmediato su libreta y tomo su bolso, desapareciendo rápidamente, sonriendo mientras observaba a su jefe discretamente.
—Con su permiso —dijo pasando a un lado de su esposa, cerrando con mucho cuidado la puerta tras de sí.
Dominic admiro a su esposa, deleitándose con su belleza.
Estaba seguro que no se había dado cuenta de cómo iba vestida, si no nunca hubiera acudido a él. Pero le parecía realmente sexy y linda, por lo que opto callar para disfrutar un poco más de esa vista ya que pocas veces podía admirarla de esta manera. Su mono de jardinería estaba lleno de lodo, su rostro tenía un poco, incluso en su cabello había unas cuantas hojas enredadas entre sus rizos, sus botas ya no mostraban el color que tenían. Pero lo que de verdad la hacía verse tan hermosa, era el brillo en sus ojos azules, casi lo segaban por las emociones que mostraban.
