41: « Grrr, ese es mi nombre, cariño »

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41: « Grrr, ese es mi nombre, cariño »

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41: « Grrr, ese es mi nombre, cariño »

Hoy no había nadie en casa, incluso el gato estaba por algún lugar del jardín. Solo estaba yo... y en unos minutos Justin. Hoy era ese día de la semana que Frank se quedaba todo el tiempo en el taller y ninguno de mis hermanos o madre venía hasta las siete de la noche.

Sí, era una tarde perfecta...

Termine de secar mi cabello, y lo peine un poco. Mire el reloj de la pared, era cuestión de segundos para que Jay llegara... oh, ahí esta.

Ding dong.

Acomode la toalla en mi cuerpo y baje las escaleras corriendo, lista para recibir a mi chico. Fingí estar toda agitada, como si no hubiera tenido tiempo para vestirme... casi me reí traviesamente, pero me controle perfectamente. Abrí la puerta lentamente y vi a Justin con una sonrisa.

—Hey, hola, nena.

Entro a la casa, y cuando cerré la puerta, el me vio.

—Oh-h... estas en toalla.

—Lo siento, cariño. Justo terminaba de sacarme el cabello.

Hice un leve puchero, y luego sonreí dulcemente. Me acerque hacía él y bese sus labios de la manera más tentadora que pude. Justin cruzo sus brazos alrededor de mi cintura, y me acero más a él, hasta que recordó donde nos encontrábamos... rayos.

—Eh-h, y-o, yo te espero aquí, ve a cambiarte.

No pude evitar reírme, y me encogí de hombros.

—También venía por un poco de té, ¿quieres té?

—Sí...

Podía notar sus nerviosos. ¡Dios! Hicimos el amor hace tiempo, ¿cómo seguía poniéndose tan nervioso? Parecía tan inocente... y eso me volvía loca.

Ambos caminamos hacia la cocina, saque dos tazas, y serví el agua mientras Justin me hablaba sobre su trabajo, él estaba haciendo eso para distraer sus pensamientos. ¡Yo sé que quiere subirme a la mesa y hacerme suya, yo lo sé! Solté un suspiro frustrado en silencio, y fui por las cajas donde se encontraban las infusiones.

Me detuve a mirar a mi chico... joder que músculos, necesitaba que me rodeara con ellos y besara mi cuello en la cama. Justin era tan...

—Joder, quiero lamerte.

—¡¿Qué?!

—Que quiero un té verde.

Justin confundido, con el ceño algo fruncido.

—Cielos, creí escuchar otra cosa.

—¿Y qué fue, Jay? —pregunte inocentemente.

—No, nada, nada, olvídalo.

InocenteWhere stories live. Discover now