Malas intenciones.

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Ese día, hace tanto tiempo, empezó mi obsesión por el hombre de ojos color miel, pasé de ser una lectora indiferente a una niña enamorada.

Mi espalda duele a causa de la incómoda posición en la que me encuentro. El móvil ha estado vibrando por un rato, lo saco de mi bolsillo y compruebo el número, desconocido, no estoy de ánimo, lo cuelgo.

Un golpe en la puerta me asusta, espero calladamente a que quien quiera que sea, se largue. Pero el golpeteo se repite.

-Sé que estas allí –su voz hace eco en mi corazón. Guardo silencio- Dary déjame entrar.

Me tomo un par de minutos antes de quitar el pasador, limpio rápidamente mis mejillas y ojos, tratando de borrar mi humillación.

La puerta se abre lentamente y su silueta se dibuja para mí, es un deleite ver a este hombre. Pasa y cierra la puerta tras suyo.

-Quiero hablar –trata de acercarse pero me alejo- no diré estupideces.

-Inténtalo- sorbo por la nariz y me siento en la cama.

-Sé que soy un estúpido Dary, pero quiero permanecer a tu lado –mira hacia el fondo de la habitación- Haz sido lo único real y bonito en mi vida, te he confiado todo de mí y me has guiado por buenas decisiones – suspira y me lanza una mirada- quiero que me dejes permanecer, y si ser tu amigo es la única manera, entonces puedes contar con mi amistad.

Lo miro, tratando de mitigar el efecto de su presencia.

-sin malas intenciones –toma mi mano- te lo juro.

Sus ojos están expectantes por una contestación, pero no tengo repuesta, bajo mi mirada y la poso en mis manos, me siento como la mierda.

Se arrastra encima de la cama y me encierra en sus brazos, fundiéndome en un abrazo que sin saberlo lo necesitaba más que a nada. Su espalda esta contra el espaldar de la cama, sentado, con mi cabeza en su pecho, rodeándome con un abrazo, en silencio, y este es el lugar donde he deseado estar durante tanto tiempo.

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Han pasado varias noches desde la fiesta, mi relación con Todd ha estado mejorado, sin intenciones de su parte, hemos podido disfrutar de la compañía, hemos estado frecuentando restaurantes, cinemas e inclusive la cocina de mi casa. Ha mantenido su promesa de tratarme como una amiga, y me siento como si estuviera en la escuela de nuevo, y yo fuera la hermana menor de su mejor amigo.

El trabajo ha sido bastante rutinario, Adam no ha ocupado su lugar habitual desde la noche en la que estaba apostando, los clientes van y vienen a la barra, bebiendo presurosamente, las meseras no dan abasto y nosotras tampoco.

-Hay mucha jodida gente esta noche –una de mis compañeras lanza una maldición y se esconde bajo la barra para tomar un descanso de 2 minutos, solemos escondernos y las otras chicas nos reemplazan.

AGAIN -hasta los huesos. #wattys2018Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang