Capítulo 3

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Una ser intrigante proyectaba su sombra sobre la Alicia de treboles, la dama sin ojos, quien se hallaba oculta en su pequeño hogar, dentro de ese pequeño pueblo, que hasta hace unos momentos desbordaba una inquietante y sospechosa alegría. La dama no tardó en buscar su flauta ya que no oía el canto de su ruiseñor, y si nadie cantaba entonces nadie la oiría, lo que equivale a ningún esclavo del manto musical que ella ordenaba. Pero su preocupación no termino ahí, pues el sudor y los temblores sólo aumentaron cuando dejo caer su flauta al suelo, pues había comprendido que ya no había nadie vivo en el pueblo, y que si su ave tampoco cantaba, entonces... Para el mayor desagrado de su horror, ella estaba sola, como la ves que fue traída aquí.

Intento llamar a su ave cantora, pero tan pronto abrió su boca la sombra sigilosa dejo caer un cuerpo en las manos de Alicia de treboles. Un cuerpo sin vida, pero con plumas, un cuerpo sin voz, pero con sangre, un cuerpo familiar, pero para nada agradable. Su ruiseñor ya no estaba más con ella, abandono el mundo cuando unos colmillos invadieron su cuello. La dama sólo se exaltó más y más, gritaba y pateaba todo a su alrededor, arañaba las paredes y empezó a acumular todo lo que tenia a su alrededor tapizando las posibles entradas, incluido obviamente puertas y ventanas.
Entonces escucho unos pasos ligeros afuera, como si el algodón golpeara la tierra, provocando a su ritmo tranquilo un circuito de locura y miedo en la cabeza de la dama de trebol.

--- ¡Tu! Fuiste tu inmundo animal, tu y tu dueña las verán, la reina no podrá eliminarme como hizo con tantas! Maldita bestia!--- Gritaba eufórica y fuera de misma, dirigiendo su voz al gato sin pelaje que la observaba desde lo alto con dos ojos de esmeralda. Un arete brillo de una de sus orejas y una gran sonrisa decoro su rostro, una tan colosal que pareciera que se le abriría la cabeza de tanto sonreír.

La dama entonces también sonrió, pues dejo de escuchar pasos, inocentemente brinco y intento clamar por su victoria, Pero no pudo pues la tierra la engullio, borrando la ultima persona viva de allí, y al mismo tiempo el gato se borro en sombras, desapareciendo en la nada sin dejar nunca de sonreír.

Mientras tanto Alicia y su Búho aún caminaban cuesta arriba por colinas pastosas, no había camino que seguir, solo un pilar de humo blanco que hacía de faro hacia ellos, que se encontraban barados como un barco en una espesa neblina, una neblina de peligro andante con variadas formas y rostros, rostros difíciles de olvidar. Sus pasos, o almenos los de la joven ya que solo ella caminaba, se hacían pesados y llego al punto de arrastrar los pies. Estaba muy cansada y saturada de tanto miedo que aguantar, aunque sea por un segundo quería sentirse segura y descansar sin miedo a que algo intente matarla o forzarla a hacer algo que sin dudas terminaría mal. Pero la hilada de humo ya estaba cerca, y solo unos pocos pasos más los llevo a una cortina de humo, que despedía una fragancia fuerte y tediosa, un olor algo familiar, al de un cigarrillo, pero este era mucho más fuerte y de algún modo un poco mas agradable, ya que recordaba al olor de una fruta que no terminaba de recordar. Le pareció ver a alguien detrás de todo eso así que haciendo de abanico con sus brazos comenzó a acercarse hasta dar con una oruga colosal. Era de color azul fantasía y media unos 4 metros fácilmente, estaba sentado en una especie de sillón hecho de hojas y materiales que se asemejaban a almohadones.Y junto a él, una pipa de agua de la cual tomaba bocanadas para luego expulsar sus nubes gustosas. A pesar de ser un insecto, otro más para desgracia de Alicia, que no le agradaban nada y además este era mucho más grande que ella, la oruga tenía un rostro asombrosamente humano, el de un hombre de treinta y tantos, con ojos decaidos y pensadores, de mirada tranquila pero con un aire de superioridad, e incluso el hecho de ni siquiera hablar ante la presencia de una desconocida le daba más ficha de ser alguien que no pisa donde paso un plebe.

La Otra AliciaWhere stories live. Discover now