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Desmayo

*RING RING*

Era el mismo ruido monótono y molesto todas las mañanas, el cual odiaba demasiado.
¡Música para mis oídos,pero parecía una banda entera de rock en mis oídos! Definitivamente lo odiaba.

Después de el debate entre el sueño y el despertador, me levante. En una película de zombies, seguro tenía un buen papel. Camine hasta el baño y me mire en el espejo, ¿esa era yo? Tenía la peor cara esa mañana, siempre la tenía realmente no era novedad. Las medias lunas debajo de mis ojos me delataban.

¿En que estaba pensando? No era como las demás chicas, hermosas y con curvas esculturales. Era... era Lexi. Simplemente Lexi.

Quite todos aquellos pensamientos luego de desviar la vista del espejo, proseguirá despojarme de mi ropa y abrí el grifo de el agua. Toda esa agua artificial relajaba mis músculos, me hacía tener un poco de paz.

Fui al armario me puse una camisa de manga larga color azul oscuro, unos jeans largos y algo desgastados junto a mis sucios y desgastados converse negros, no se cómo todavía están vivos. Baje a la cocina y no había nadie, mi padrastro trabajando para no verme y mi madre también; no era algo raro en esta familia. Por lo unico que habia estado ahí era porque tenia que comprar unos utiles escolares y de paso me quede en la habitación de huéspedes, aquello ya no era mi hogar.

Ella no acepta que soy su hija, dice que yo fui un error, como si hubiera tenido un defecto de fábrica.

Estaba en la cocina y tome algo para desayunar, me prepare un emparedado. Mi cabeza en ese momento se convirtió en un torbellino de voces que gritaban lo que podía costar comer aquel emparedado. Toda esa levadura se iria a mis costados. Entonces solo lo dejé allí y salí de la casa con mi mochila en un brazo.
Me puse los auriculares y sonaba —million lives— de Jake miller, era mi canción preferida. Decían que la música te despertaba el animo, un poco supongo.

Llegue al instituto después de un corto recorrido de mi casa a este, gracias a Dios que no quedaba nada lejos. Allí estaba mi mayor pesadilla. Kelly Smart, ella era la chica más codiciada de la cuidad y por lo tanto del instituto. Tenía cabello rubio, ojos verdes y un cuerpo envidiable. Siempre he querido ser como ella linda. Pase por el lado de ella y de sus amigas, bueno ella no tiene amigas por que todas son unas hipócritas.

—Pero mira quien esta aquí la mugrosa pordiosera y gorda. ¿Qué haces aquí? Esto en un instituto para ricos, pobretona de quinta.—Dijo ella con cara de asco. Eso me dolió y no saben cuanto.

—Emm... yo...—Mi voz salió temblorosa y noté como tartamudeaba, estaba más que asustada.

—¡Uy! La pequeña bebé no sabe que decir, pobre de ti. Lárgate, idiota.—Dijo ella.

Hasta que punto.

—Cla...claro.—Fue lo único que pude articular mientras ella posaba su mirada enfurecida encima de mi.

Me fui de allí, no soportaba más. Corrí al baño, entré a un cubiculo, me senté en una esquina de este abrazándome a mí misma y el poco maquillaje que tenía las lágrimas lo estaban deshaciéndose No lo podía soportar. Me sentía débil, un ser despreciado. Lloraba a cantaros, nadie sabía cómo me afectaba todo esto. Busque en mi mochila una navaja.

Uno por ser infeliz.
Dos por no ser bella.
Tres por que no estoy muerta.
Cuatro por no ser como los demás.
—Susurre en voz baja mientas la pasaba por mi piel.

No me sentia orgullosa, sabia que estaba mal.

La sangre por mis muñecas, esparciendoce por todo el piso, era algo cutre y desvergonzado. Estaba débil. No me podía parar de aquel piso ni aunque quisiera. Me desmaye.

AMANDA

Entré al baño toda manchada de salsa de tomate por la culpa de la idiota de Kelly, esto no se quedaría así, oh, no, no. La diabolica barbie habia encontrado el infierno conmigo. Me lave, pero la mancha no salía.

—Maldición.—Susurre entre dientes. No queria ser superficial, pero joder, era mi camisa preferida.

Cuando me iba a ir mire para uno de los cubiculos y podia notar algo, había ¿sangre? Me agache y vi a una chica tirada inconsciente en el suelo con algo de sangre en sus brazos. ¿Acaso ella...? Entre en pánico, no sabía que hacer. Nadie se imaginaba que iba a pasar algo así, y menos en los pasillos de Liverty. Salí de allí corriendo para buscar ayuda.

¡Tiene que ayudarme!—Grite y maldije al ver que todo estaba decirto, omitiendo a un grupo de populares.

Un chico se me acerco. Tenía qué ser él, Jean Laureence. El chico más popular del instituto e imbécil.

—¿Que paso? ¿Por que gritas?—Dijo Jean con el ceño fruncido fastidiado por mis gritos.

—Hay una chica en el baño desangrandose y la puerta está cerrada—Dije desesperada señalando a la puerta del baño de chicas.

Jean como todo un mujeriego, —ejem—digo caballero. Fue corriendo al baño. Golpeo la puerta y la abrió. Fuerza bruta. Tomo a la chica en brazos. Camine detrás de él alzo curiosa y asustada hasta que llegamos a la enfermería. Este solo la dejo en la camilla y se fue sin mediar alguna palabra. Así era el.

—Ya está bien señorita...—Dijo el enfermero quitando los guantes de látex.

—O'conner.—Dijo la chica mirándolo algo todavía aturdida.

—Se puede ir a sus clases.—Dijo el. Claro, primero las clases, después la vida.

Ella salió de allí como alma que lleva el diablo, salí para hablar con ella pero ya no estaba.


Lexi

Salí de allí los más rápido que pude, no quería que me bombardearan con preguntas. Me fui a mi clase, ya había faltado a las tres clases de los primeros horarios y no podía darme el lujo de ausentarme en las últimas. No tenia el pase verde como los populares, incluso algunos de ellos no lo lograban tener. Entré al aula de francés.

—Perdone la tardanza señorita Spic.—Dije a la maestra algo regordeta. (Alias la bruja)

—Siéntese y no me haga perder el tiempo.

Me senté como me lo pidió, en el único asiento que había disponible, al lado de él, riquitiño de la escuela nada más y nada menos que Jean Laureence. Ugh, como odio a este idiota. El siempre se estaba burlando de mi. Era un ser despreciable, manipulaba, jugaba y hacia todo a su alcance para obtener lo que queria
Pero ya era normal. Así que me limité a ignorar todo mi alrededor.

Transcurrió la clase normal. Gritos, regaños y todo eso BLA BLA BLA. Salí de mis otras clases y me dirigí a mi habitación que era la 199 y como yo tengo suerte.

Conciencia:
«Claro Lexi tienes una suerte para morirte por eso eres una estúpida

Pues somos dos porque sí mal no recuerdo tu eres yo. Pensé. Bueno volviendo al tema como tenía una suerte que podía caer un rayo y yo morirme, la habitación de el lado estaba... ni se imaginan. Pues sí, era el cara de mono.

Mi vida en soledad [Editando]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن