Capítulo 3: Muchas sonrisas

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        Estaba mirando el techo pensando en lo que pasará hoy.  Voy a estar con los gemelos, debajo del mismo techo y no es en la escuela.  Espero que no sean unos patanes, se ve que tienen mucho ego. Como culparlos, si luciera tan bien como ellos creo que sería igual. Hasta ahora, resultan agradables, por lo menos Edan, no sé si Aden sea igual. Llevo vestida para salir desde que me levanté y fui a bañarme. Estaba nerviosa sobré esto.

            Luego de un rato me decido por bajar a la cocina, no quiero tener hambre para cuando esté en la casa de ellos. Cosa imposible que suceda, ya que al parecer cada hora tengo hambre. Decido por unas galletas, pan y leche. Me los como tranquila en mi casa vacía. Mamá trabaja los sábados, solo tiene los domingos libres. Antes de irme me dio una lista de cosas que tenía que hacer si dejaba la casa sola. Entonces empiezo a realizarlas, es solo chequear que todas las ventanas estén cerradas, que no haya nada prendido y así.

Estoy sola por el pasillo chequeando que todas las luces estén apagadas. Vivo en una casa grande, no es una mansión pero si es grande y eso se debe a mi papá. Mi papá trabaja en una empresa y gana mucho dinero, pero no así como para ser un multimillonario. Casi no lo veía, porque tenía viajes y todo eso, aunque no sea bueno, me gusta que sea así. Tengo a mi mamá y estoy feliz por ello. Escuchó que de mi cuarto  sale el ritmo se la canción de mi tono de llamada normal. Me acerco al cuarto y cojo mi celular. Es Edan, creo.

- Hola- contesto.

- Hola, Rachel- saluda y sigue hablando-. ¿Cómo estás?

- Estoy bien, gracias. ¿Y tú? – le pregunto.

- Bien. Mira estoy saliendo de casa. Llego a la tuya en 10. ¿Okey?

- Está bien.

- Hasta luego.

- Hasta luego- y finalizo la llamada.

Bien, bien, tengo 10 minutos para tranquilar mis nervios. Respiro profundo y exhalo todo el aire que tenía dentro. Vuelvo a darle a una vuelta a la casa para chequear si no había dejado nada. Todavía faltaba tiempo y fui a mi cuarto por mi celular. Empecé a chequear mi Twitter. Al rato escuché una bocina. “Oh. Esta aquí.” Miro a mi ropa y me pregunto si está bien. Cuando termino ese pensamiento me critico por lo estúpida que fui por preguntarme eso. No pienso más y abro la puerta.

            Edan está ahí parado mirándome. Tiene unos vaqueros negros pegados, unas zapatillas negras, sus usuales pantallas negras y  una camisa verde que hace que sus ojos azules se vuelvan de un todo azul-verde, cosa que hace que se vean más lindos. Tenía una sonrisa en su cara.  Yo se la devuelvo.

-Hola Rachel- saluda de nuevo, se mueve hacia al frente y me da un besos en el cachete y yo le doy uno también. “Oh, él no acaba de hacer eso y yo tampoco.” El mantiene su sonrisa puesta en la cara.

-Hola- le saludo.

-Venga, vamos, que te tengo que llevar.

 Cierro la puerta y el coge mi muñeca y me dirige al carro, cuando abre la puerta le digo un leve “gracias” y cuando me siento me doy cuenta de que no hay nadie más en el. ¿Él vino hasta acá conduciendo solo, por él mismo? ¿Tiene licencia de conducir? O sea, es menor de edad todavía para tener licencia. Espero a que dé la vuelta a su carro y se siente,  una vez en el carro lo miro fijo. Él nota la mi mirada y frunce el ceño.

Los Gemelos © (Sin Editar)Where stories live. Discover now