Capítulo 18: Voy a mantener mi promesa (Final)

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DANIELA

¿Qué es la amistad?

Esa, esa era la pregunta que me hacía prácticamente todos los días, hasta que la conocí. Pero no es que paré de preguntarme, sino, me preguntaba con más frecuencia. Pero aun con ella, la respuesta era todo un misterio para mí. No piensen mal, no me gusta ella, no estoy enamorada. Me queda claro que me gustan los chicos. El caso es la amistad. Pero este no es el momento de yo estar hablando sobre preguntas de la vida.

Cuando me llamó no pude entender. Estaba llena de lágrimas, se notaba. Su voz se craqueaba por el llanto, Trató de explicarme todo. Pero su voz se partía y yo no entendía. Le pedía que me dijera otra vez, pero ella solo rompía en llanto de nuevo. Un mar de lágrimas era ella. Sin duda, creo que pudo ser un océano.

Nunca pudo decirme todo de una vez. Cada vez que le decía que me repitiera yo conectaba cosas que había entendido anteriormente. A lo mejor si hubiera sido otro momento hubiera entendido a la primera. Pero ella me había despertado y eran las 2 de la mañana. Solo dormí una hora.

Me lo contó cómo pudo.

Aguanté mis emociones. Ella necesitaba a alguien fuerte.

En este momento no podía ser egoísta. Me tenía que romper yo para que solo se rompiera una parte de ella. Me tenía que ver fuerte por fuera, aunque por dentro me arrancaran todo. No era culpa suya lo que estaba pasando. Lo entendía.

Cuando pude tranquilizarla, cuando pude decirle que todo va a estar bien, cuando pude hacerla colgar, fue cuando me rompí. Me eché a llorar. Creo que ella y yo, con nuestras lágrimas, podíamos acabar con la sequía del mundo.

Me quedé dormida.

No sé si alguien ha experimentado esto, pero cuando te duermes después de algo malo y luego te despiertas, te preguntas si todo fue un sueño. Por un segundo, solo por un segundo, eres feliz, pero luego vez la evidencia de que en realidad sucedió. Todo se va a la mierda, justo como el aquel momento.

Tener una familia grande no es bueno. Que se note que lloraste por la noche no es bueno. Que sucedan cosas malas no es bueno. Que no haya privacidad no es bueno. Que me preguntaran que me pasaba no era bueno. Sé que todo pasaba por una razón. Tuve una familia grande porque ahí fue donde nací. Se me notaba cuando lloro por la noche porque así es mi cuerpo. Las cosas malas ocurren para ensenarnos algo. La privacidad solo se consigue si estás solo. Te preguntaban qué te pasaba porque saben que hay algo que está mal, pero aun te quieren ayudar a solucionarlo. Entendía todas esas cosas. Sí, lo entendía.

Recuerdo cuando fui a buscar a los gemelos porque ella me lo pidió. Les dije que me siguieran y lo hicieron. Al parecer ya sabían a que yo venía. Sabía que nada iba a terminar bien, y no era solamente porque íbamos al sitio Prohibido, sino porque los vi en los ojos de ella cuando me pidió que los buscara y yo le suplique que me hiciera eso en otras palabras. Sus ojos, estaban llenos de tristeza, como si su iris fuera hecho con eso. Sabía que eso en sus ojos iba aumentar cuando les dijera adiós a ellos, porque sabía que lo haría.

Y no me equivoqué.

No, no lo hice. Cuando aparecí con los gemelos y entre los tres empezaron a tirar palabras a los unos y a los otros, vi cómo se rompían. Vi como la tristeza recorría su cuerpo entero como su propia.

Me mantuve allí parada.

Cuando ella se fue, trataron de seguirle. Los detuve. Ellos me pidieron que no les hiciera eso, pero sabía que el alma de ella estaba rota, ella no necesitaba que se la rompieran más.

Los Gemelos © (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora