narra mike:
No sé cuantas horas estuve dormido pero a mi me parecieron bastantes. Al despertar me encontraba unas mil veces mejor que antes.
Desperté en una habitación pintada de color azul cielo, estaba acostado en una cama. Me senté y ví una bandeja de comida en la mesilla. Cojí la bandeja me la puse encima y empezé a deborarlo todo. Estaba delicioso, nunca había probado algo así, comparado con la comida del infierno esta era comida .para el un rey.
Me levanté y pasé al lado de un espejo, me miré y tenía unas vendas puestas sin camiseta, estaba en boxer. "¿cuando me cambié la ropa?" pensé.
Salí por una puerta blanca que conducía a un salón y al lado estaba aquel hombre que ví sentado en aquella casa (Mike le dice "casa" a la empresa que estaba porque no sabe que es una empresa) estaba fregando los platos.
-o-oye- le dije para llamarle la atención. El se guiró con la misma cara seria que tenía antes cuando lo vi por primera vez. Pero al verme soltó una leve sonrisa. Al ver aquella sonrisa, yo también sonreí con una sonrisa de oreja a oreja. -Sonreiste un poco- le solté.
El me miró sorprendido por lo que acababa de decirle. Podría jurar que hasta se sonrojó un poco. Giró la cabeza volviendo a ponerse a lavar los platos.
-¿Donde estoy?- le pregunté -no debiste haberme ayudado- dije bajando la mirada al suelo.
-no te equivoques, yo no te ayudé, fueron mis subordinados- me dijo -debo irme de aquí cuanto antes- dije ya con mirada fría. -no te irás a ninguna parte, me debes dos muy gordas te e salvado la vida ya dos veces- me dice mirandome de reojo -Tsk, ¿que quieres que haga?- le dije molesto.
-Quiero que hagas tres cosas por mi: Primero, vive aquí conmigo, segundo sé mi subordinado y tercero cuentame qué hace un demonio como tú fuera del infierno - me dijo con expresión fría.
-Imposible- le dije -podría poneros en peligro a ti y a tus subordinados, ¿vistes al monstruo que ataqué cuando salté por la ventana?, me estaba buscando - le dije aún con la mirada fría en mi cara.
Odio deberle nada a la gente, y más aún si es la vida, y mucho más aún si le debo la vida dos veces. Pero no quería poner a nadie en peligro por mi culpa.
-Te ayudaremos- yo le miré sorprendido -¿Me ayudarás a matar a los demonios?- él asintió con la cabeza. -¿Sabrás que podeis perder la vida no?- volvió asentir. Me quedé pensativo por unos segundos pero al final, cedí. -Esta bien- le digo con una sonrisa -pero no me hago responsable de ninguna muerte ¿ok?- y por tercera vez asiniente.
"Interesante" piensa el demonio.
