sé q esta historia no la van a leer muchas personas pero yo la escribo porq estaba inspirada, xd bueno aqi os la dejo espero q os guste (para quienes la leean)
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El infierno, el lugar donde viven las almas que han pecado durante su vida, hay tres tipos de infierno, el infierno de fuego, el infierno desértico y el infierno del hielo, todos ellos gobernados por la persona más cruél y despiadada que existe, mi padre. Se supone que algún día heredaré su trono, para destruir el mundo de los humanos y para destruir al mismo Dios.
Yo me negaba a heredar el trono, no me interesaba nada de esto, asique decidí escaparme de aquel infierno. Se me ocurrió un lugar a donde ir: al mundo de los humanos.
Siempre me interesó aquel mundo ya que me encantaba su cultura y la forma de pensar de los humanos. Asique me diriguí al portal para llegar al mundo de los humanos.
Me encontraba en una cueva bastante oscura, yo miraba a todos lados nervioso ya que era la primera vez que venía.
Llegé a una puerta de madera bastante gastada y parecía bastante pesada, aunque para mí no era un problema ya que había heredado los poderes de mi padre, se podría que yo era más fuerte que él.
Tiré de la puerta y esta lentamente se abrió dejandome pasar a una habitación bastante oscura. Al entrar unas antorchas se encendieron solas haciendo una fila como si me estubieran invitando a entrar.
Yo paseé entre estas antorchas hasta llegár a otra puerta, esta vez la puerta era redonda. Sentí a una sombra detrás de mi, saqué mi katana listo para atacar.
Ví a una anciana bajita fumando una pipa.
-Tal y como el futuro me montró- dijo la aquella bastante arrugada anciana, al parecer tendria más de 1000 años. -Te abriré la puerta para ir al mundo humano, pero recuerda, no hagas ninguna estupidez mocoso- me dijo sin cambiar de expresión. Esta tocó la puerta y a la vez esta se abrió.
Una resplandeciente luz vino de ella.
-Ahora vé- me dice la anciana -Aqui vamos- Dije yo muy seguro de mi mismo.
Me diriguí hacia esa resplandeciente luz que parecía que me estaba llamando, en un abrir y cerrar de ojos me encontraba en el mundo humano. Me encontraba vestido con una sudadera negra y unos vantalones vaqueros, con unas converse negra.
Todo aquello me pareció bastante extraño había muchas luces y mucha gente por la calle, había una especie de maquina que se movía sola con gente dentro.
Yo miré fascinado todo, pero había demasiado ruido molesto, asique me puse la capucha de mi sudadera y decidí irme hasta un parque solitario que había cerca de allí.
Me senté en un banco y empezé a mirar el cielo, como estaba bastante oscuro ví el cielo lleno de estrellas. Me quedé fascinado por ver todo aquello.
Pero de pronto, escucho una rama romperse cerca de donde yo me encontraba. Doy un salto poniendome de pie en el suelo y desenfundo mi katana, listo para atacar. Destrás de unos arbustos aparece un monstruo bastante feo con muchos ojos y deformado.
Cierro los ojos y me concentro para sacar mi poder, el de las llamas azules.
De un ojo me empiezan a salir llamas azules y enbuelve mi katana otras llamas, me abalanzo sobre aquel demonio que me mira a través de sus ojos con cara de pena -fueron ordenes, lo siento- este se abalanza encima mia y empezamos una intensa lucha, al final la gano yo pero me hizo utilizar demasiada enerjia apesar de haber pasado por un portal que te quita la mitad de tu enerjía.
Un dolor insoportable se apodera de mi haciendome caer de rodillas y caer inconsciente. Lo siguiente que recuerdo es negro.
