La mejor compañía

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Pasado.

El mes de haber terminado con Britt había sido difícil, una y otra vez que se preguntó porque terminaron. Dylan extrañaba la forma en la que Britt se acostaba a su lado, o cuando le daba un casto beso, él extrañaba tener su presencia en la casa que ambos alguna vez compartieron.

— Todo esta del asco, si lo sabes ¿verdad? — Dice Shelley, entrando al departamento con la llave de sobra escondida debajo del tapete que decía "Bienvenidos" y que Britt había insistido tanto en comprar.

Solo Shelley y Tyler sabían de esa llave.

Dylan gruñe cuando Shelley abre las cortinas de extremo a extremo, mostrando con todo lujo de detalle los fuertes rayos ultravioletas del sol en la tarde.

— La señora del aseo vendrá mañana. — Dice, escondiéndose con la manta que estaba sobre su regazo para que el sol dejara de molestarle los ojos. — ¿Por qué estás aquí? — Pregunta tal vez siendo un poco descortés.

Dylan había aprovechado que no tenía ninguna grabación de la serie o películas para tomarse en un descanso, o mejor decir; tomarse un tiempo para llorar que haya terminado con Britt en su sala, viendo películas de terror y comiendo simple comida china a domicilio.

Shelley se pone enfrente, pasando sus manos en la cintura y viéndolo con seriedad. — Has desaparecido por una semana, Dylan. —

— Apuesto que nadie me ha extrañado. — Comenta con humor negro.

Shelley enarca una ceja. — Yo lo he hecho O'Brien. — Dice con seriedad, dejando sorprendido a Dylan. — Sigues siendo también mi amigo. — Y entonces la chica pone su rostro de es-tan-obvio-como-que-me-llamo-Shelley-Hennig, provocándole una sonrisa.

— No saldré. — Dice seguro. — Esto es demasiado cómodo. — Se acomoda en el sofá blanco de su sala arropándose con la manta azul.

Shelley pone sus ojos en blanco. — No te pido que salga. — Ella ríe y se sienta a su lado en el sofá. — ¿Qué estás viendo? — Pregunta recogiendo una de las cajas aun no abiertas de la comida china para comer.

Él se queda gran rato mirándola, como comía y utilizaba con gran agilidad los palillos, como se concentraba tanto en la película y cuando se asustaba cuando el fantasma ataca a alguno de los vivos. Pero lo que más amaba era como agarra su mano cuando se asustaba (Porque a Shelley no le gustan las películas de terror y lo irónico es que ella ha protagonizado algunas), luego le daba una sonrisa tímida y soltaba su mano.

El siguiente mes de su separación con Britt había sido más fácil con la compañía de Shelley, casi todos los fines de semana se la pasaban viendo películas y comiendo, se había convertido en una tradición sin darse cuenta. Y Dylan se dio cuenta que no había mejor compañía que la divertida Shelley Hennig.

N/A Solo quiero mencionar en esta nota de autora lo hermosa que esta el cover de la historia. ¡De verdad estoy obsesionada!

Es ella | [Dabbles O'Hennig]Where stories live. Discover now