Capítulo 19. Cita doble, mala idea | Parte 2 |

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—Pensé que eras hermana de Frank —comentó, cruzando las piernas.

La miré y fruncí el ceño, asimilando sus palabras. Quería explicarle dos cosas: una, si fuera la hermana de Frank, tendría un grave problema al sentirme atraída por él, y dos, era imposible que tuviera un hermano tan estúpido.

—Pensaste mal —respondí, mostrando una sonrisa «amigable».

—¿Eres hija única?

—Sí —me limité a contestar.

—Eso debe de ser triste —dijo, mirándome con compasión.

¿Triste? Agradecía ser hija única porque no tenía las típicas discusiones entre hermanos. Además, desde pequeña me lo habían consentido todo, y no tenía que compartir los regalos de Navidad con nadie.

—¿Qué opinas de Frank? —cambió el tema de repente.

—¿Qué quieres decir? —pregunté, confusa.

—Bueno, él vive aquí ahora... ¿No han dormido juntos?

Su interrogatorio me confirmó lo desesperada estaba.

—No —murmuré, al tiempo que me preguntaba por qué estaba continuando la conversación.

—¡¿No lo han hecho?! Vaya, y yo que quería preguntarte cómo lo hacía.

Abrí los labios y empecé a parpadear, sin salir de mi asombro.

—Uh...

Las palabras no me salían de la boca.

—Espero que tengamos relaciones esta noche —comentó mientras se enrollaba un mechón de pelo entre los dedos.

El punto de todo esto era: «¿A mí qué diablos me importan tus planes con Frank?». Sin embargo, imaginarlos a los dos juntos me estaba poniendo mala.

Mis pensamientos se dividieron al escuchar el ruido de un motor familiar fuera. Me acerqué a la ventana y corrí levemente la cortina. Fernando estaba saliendo del Mustang blanco con mucha seguridad, mientras Frank bajaba de su SUV.

NARRA FRANK

Mientras me aproximaba a la acera de casa, me percaté de que Fernando acababa de llegar. Aparqué detrás de él y tuve que contenerme las ganas de rayar su repugnante Mustang.

—¿Dónde está la chica con la que ibas a venir? —preguntó mientras caminaba hacia la puerta.

—¿A ti qué te importa? —dije, golpeando su hombro con el mío.

—Hola, Fernando —saludó Alexa con una dulce sonrisa al abrir la puerta.

—Estás pre-preciosa... —tartamudeó, mirándola con deseo.

—Ya deja de mirarla —le espeté, al tiempo que cerraba las manos en dos puños.

Daniela apareció y su mirada rápidamente se deslizó hacia Fernando, quien la miró a su vez con asombro.

—¿Daniela? —dijo, sorprendido.

—¿Se conocen? —preguntó Alexa, alternando la mirada entre ellos.

—Sí... —contestó él, mientras ella amagaba una sonrisa.

Estaba seguro de que eran algo más que simples conocidos.

—¿Nos vamos? —rompió el silencio.

—¿Adónde vamos a ir? —pregunté, mirando cómo el brazo de Fernando rodeaba la cintura de Alexa.

—Teníamos planeado ir a cenar tacos —dijo Alexa.

—Pero ustedes pueden ir a otro lugar —propuso el imbécil de Fernando.

—Iremos a donde ustedes vayan. —Lo dejé sin opciones, y vi que, furioso, apretaba la mandíbula.

—Bien, vámonos —bufó Alexa, y echó a andar hacia el Mustang.

No pude evitar gruñir cuando empecé a conducir con Daniela a mi lado. Me sentía impotente al tener que permitir que Alexa se fuera con ese idiota.

El Huésped ✅ [ Disponible en físico ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora