Libro 1/4
Cuando eres un Demonio eres rechazada por todos, incluso por tus padres...Oh mejor dicho, por los que creias que eran tus padres.
¿Qué pasa cuando te enteras de que vives en una mentira?
¿De que no solo un demonio vive en ti?
Lo único que...
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•It Ain't Me•
Ya eran las nueve de la noche y me encontraba ayudando a Abby, yo trenzaba su cabello mientras Abril hacía unos últimos detalles al vestido celeste de Abby y April saltaba en la cama feliz.
—Estoy nerviosa...—dijo Abby.
—no tienes porque, sé que es lo mejor para ti, ahora colócate el vestido, la luna ya está en su lugar...—dije viendo la luna, se encontraba en la mejor posición y eso me alegraba, tal vez la diosa luna al ver que tendrá una hija nueva se encontraba feliz.
Sé que Abby estará mejor al ser transformada pero ¿y si no soporta la mordida?
—¿y qué tal estoy?—preguntó Abby minutos después con el vestido ya puesto, se miraba perfecta, me sentía como una madre al ver a su hija.
—¡Hermosa!—dijo April.
—Estoy de acuerdo—dije y la abrace— este noche sera perfecta, estoy tan feliz por ti.
Abramos un tiempo más y después fui a vestirme, el mío era un vestido blanco y una trenza igual como la de Abby.
Nos dirigimos a donde sería la trasformación, era en el centro de los territorios del alfa. Al llegar observe una enorme roca que era alumbrada por la luna, al lado se encontraba el alfa y beta.
—deséame suerte...—dijo Abby y la empuje para que fuera.
Ella se recostó en la enorme roca y pude sentir tanto mi corazón como el de Axel palpitar demasiado rápido, ambos temíamos, ambos somos demasiados sobre protectores con ella.
Maximiliano saco sus colmillos y mordió su cuello, Abby se movía inquieta como si estuviera convulsionando, no soporte más y llegue a Maximiliano con la intención de que dejara a Abby pero un guardia me detuvo al igual que a Axel.
Abby dejo de moverse y escuche su corazón dejar de latir...
—¡Abby!—grite, Axel por otro lado dejo de intentar soltarse de los guardias.
Quería seguir gritando pero escuche el corazón de Abby volver a palpitar demasiado rápido.
Sus ojos se abrieron dejando ver el color rosado de su nuevo lobo.
Se levantó quejándose del dolor y sosteniendo su pecho, sus huesos comenzaron a romperse y su boca formo el hocico del lobo.
Abby logro transformarse.
Su lobo era color escarlata, su mirada se encontraba perdida, me acerque a ella y observe sus ojo, levante mi brazo para que hiciera su deber.
—Estrénalos...—dije, ella me observaba con miedo— no pasara nada Abby... Solo hazlo.
Abrió su hocico y clavo sus colmillos en mi brazo, me mordí el labio para no gritar por el dolor, lo que menos quería era que pensara que me dañaba.
