wtbh | ❝Todo cuanto has oído sobre monstruos, sobre pesadillas, leyendas susurradas alrededor de una hoguera; todas esas historias son ciertas.❞
| liam dunbar x oc |
| temporada cinco de teen wolf |
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❝Todos somos hombres, por naturaleza, frágiles y capaces de nuestra carne; pocos son ángeles.❞
SHAKESPEARE, Enrique VIII
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doce
Madison
Habían pasado tres semanas. Lamentablemente, no habían sido las mejores semanas de mi vida.
Todas las noches me había despertado con pesadillas que me recordaban una y otra vez lo que había pasado. Algunas veces era exactamente lo mismo; otras, nuevas. A pesar de ser diferentes, siempre acababa pasando lo mismo. Alguien moría porque yo no había sido capaz de salvarlo.
Los primeros días opté por no contárselo a nadie. Me levantaba por las mañanas, si es que había conseguido volver a dormirme, y me iba al colegio sin saludar a nadie. Los días pasaban lentos y me dormía en la mayoría de las clases, aunque siempre estaba Mason para despertarme. Cuando volvía al Instituto, Izzy me obligaba a entrenar con ella y siempre rehusaba hacerlo.
Los últimos días fueron los peores. Acabé por no dormir porque me daba miedo lo que podría ver si lo hacía. Me pasaba las noches en vela y, al día siguiente, eso me pasaba factura. No era capaz de sostenerme de pies y eso fue lo que mis amigos notaron. Alec me preguntó si estaba bien y yo solo pude mentirle. No podía dejar que nadie se preocupase por mí por unas simples pesadillas.
La manada de Scott tampoco se quedó atrás. Liam fue el primero en darse cuenta, porque estaba todo el día junto a él. Tampoco dejé que se enterase, al menos no por mi cuenta.
Mentir a un hombre lobo no es fácil, y menos cuando eres pésima mintiendo. No había momento en el que no preguntase por mi bienestar. Acabé evitando sus preguntas con otras preguntas, así no estaría exactamente mintiendo. Pero mi plan tenía un fallo. Liam no se iba a rendir nunca.
No sé cómo acabé contándoselo. A lo mejor porque necesitaba soltarlo o porque pensaba que él podría ayudarme, pero lo hice. Al principio, se preocupó demasiado e incluso me mandaba mensajes por las noches para comprobar que estaba durmiendo. Claramente no lo hacía. No los contestaba para hacerle pensar que dormía, los dejaba sin leer y, a la mañana siguiente, respondía como si no hubiese pasado nada.
Mi plan B tampoco funcionó.
Se dio cuenta de que seguía igual de cansada a la mañana siguiente.
La siguiente noche me llamó. Estuvimos hablando hasta que se me empezaron a cerrar los ojos y no pude evitarlo. Me dormí mientras hablaba con él. Ni siquiera me esforcé en mantenerme despierta y cerré los ojos. Como era costumbre, me desperté agitada después de ver a Liam morir frente a mí. Al no haber estado durmiendo durante cuatro días, esa pesadilla había sido la peor de todas. Parecía demasiado real como para que no hubiese pasado. Podía seguir notando su sangre en mis manos, su último latido y su peso sobre mis piernas.
