14. Monja olorosa.

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Papá termino de atarme las manos con una correa para gatos en mi tobillo derecho. “Por precaución” dijo. Me quede mirando con envidia desde la ventana a la bola de pelos negro que cruzaba la calle batiendo su cola de un lado al otro. Aquel animal debería de tener esta correa, no yo. Yo debería estar asesinando a mi hermano que se movía de un lado al otro en el asiento del auto con la cinta adhesiva tapándole la boca y las manos detrás de su espalda por si intentara quitársela.                      

-“asjkbamhsmehth” intento hablarme. Rodé los ojos por lo ridículo que era su intento. -“¡mhum!” volvió a insistir. Como estaba de mal humor pero esto me parecía chistoso le respondí -“Lol” sin una pizca de gracia en mi voz. -“¡muhjees!” alzo los hombros como derrota.

Mamá se sentó en el asiento del copiloto sacudiendo las pelusas que Durazna dejo en su ropa. Se quedó callada mientras papá encendía la radio de canciones cristianas, poniendo en marcha el carro. Note como él trataba a toda costa evitar mi mirada acusatoria por el retrovisor. Gruñí cuando me dio un pequeño calambre por mantener mi pierna derecha doblada tanto tiempo, más al tener que soportar las mismas canciones que se repetían del CD.

-Estoy aburrido-Se quejó Blake. Todos saltamos de nuestro asiento al escuchar su voz. Yo me di un rodillazo en la teta por culpa de la posición en la que me encontraba.

Me fije en como logro quitarse la cinta de la boca. El muy cochino había babeado durante todo el camino provocando que el adhesivo se moje y se despegue cayendo en su pecho. Hice una mueca al notar la saliva cayendo por su barbilla. La inteligencia de mi hermano era realmente sorpréndete.

-Cambia de CD, One Direction no estaría mal-sugerí con mis ojos brillando de alegría al ver que mamá tomaba en sus manos el álbum de Midnight Memories.

-Me contagiaran sus mariconadas-bufo Blake. Le di una patada con mi pie libre, sin embargo la acción me provoco otro golpe en el pecho. Contuve un grito mordiendo mi labio inferior, me conformaba con ver al idiota de mi hermano inclinándose hacia adelante por el golpe en su abdomen.

-Yo no me quejo de que tú me contagies tu estupidez-replique.

-Viene de familia, cabezona.

-De la de su madre.-Comento papá. Blake y yo nos quedamos en silencio observando hacia adelante. Nuestro padre manejaba rígido en su asiento evitando por completamente la mirada furiosa de mamá al darse cuenta del error que cometió.  

-¡George, fuera del auto!-Rugió.

-Oh-oh-susurre.

-Pero querida…

-¡Fuera!

Papá se quitó el cinturón de seguridad y salió del carro cerrando la puerta detrás de él. Observe donde estábamos. Eran solo tres cuadras antes de la iglesia, pero aún era demasiado lejos para llegar a tiempo.

-Nos vemos halla, George.-Mama se pasó al otro asiento y empezó a conducir. Mientras que nosotros nos dependíamos con un asentimiento de cabeza, presos en la parte trasera.

***

Tome asiento al mismo tiempo que el culto comenzaba con las voces de los coristas como entrada. A unos tres asientos míos delante estaba Joseph, él y su familia siempre venían aquí todos los domingos. En algunas ocasiones mantenemos interesantes conversaciones. Cuando su mamá no está ahí para arruinarlo, claro.

Después de las alabanzas cantadas, la gran puerta de la iglesia se abrió, todos se giraron para observar quien había sido el idiota que se quedó dormido y llego tarde al culto. Sin embargo se escuchó un murmullo de sorpresa al ver que el que entraba con una sonrisa forzada hasta llegar al frente era mi padre. El pastor. 

¡Quiero matar a Rayita!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora