🌹Pétalo 5🌹

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Narra Alice: 】

           Me acerqué a los chicos con delicadeza, al estar al lado de Laito pude apreciar que la rodilla de la rubia sangraba un poco.

—Ustedes no saben como dar una bienvenida. —dije llamando la atención de todos.

           Me acerqué hacia la chica, la cual, me apuntaba con la cruz de plata mientras mantenía sus ojos cerrados con fuerza.

—Descuida, no soy como ellos y si lo fuera no creo que una pequeña cruz me haga daño —traté de sonar lo más amigablemente posible mientras le extendía mi mano para ayudarla a levantarse.

            La rubia abrió sus ojos mirándome de arriba a bajo, bajó su cruz con delicadeza. La chica dudaba en tomar mi mano.

—Tranquila, yo no muerdo.

—¿C-cómo sé si lo que dices es cierto? —su voz temblaba haciéndola tartamudear.

           Reí un poco y le mostré mis dientes.

—¿Lo ves?, aquí no hay colmillos.

           La de ojos rosa tomó mi mano y se levantó del suelo. Se colocó atrás de mi, sabía que le tenía miedo a los chicos, yo también sentí temor la primera vez que supe su secreto.

—Alice, ¿No te dije que te quedarás aquí a esperar a nuestra invitada? —me cuestionó Reiji con un poco de enfado en sus palabras.

—Lo siento, pero llevaba más de media hora esperando y me desespere así que le dije a Ayato que la esperara por mi.

—Sí y ahora es mi sirvienta. —Ayato me sonrió. Como si fuera a cumplir ese trato.

          Reiji suspiró con resignación.

—Llévala a su habitación. —me ordenó.

           Bufé despacio mientras comenzaba a caminar rumbo a la habitación de la "invitada" de honor. La pequeña rubia comenzó a seguirme a paso lento y con la mirada perdida en el suelo.

—¿Cómo te llamas pequeña? —quería ser amigable con ella, de todos modos, viviría con ella por un largo (o corto) periodo de tiempo.

—Yui, Komori Yui —dijo con una pequeña sonrisa—, por lo que escuché tú eres Alice ¿no?

—Así es.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí con ellos? ¿te tratan muy mal? ¿sus mordidas duelen mucho? —la chica comenzó a bombardearme con muchas preguntas, a lo que yo interrumpí antes de que finalizara su pregunta número 20.

—Silencio, son muchas preguntas en una sola oración —masajeé mis sienes para relajarme en poco—. Te contaré solo lo necesario y lo único que tienes que saber —miré sus ojos rosas—. Llevo mucho tiempo con ellos, al inicio te trataran mal, pero si te ganas su confianza te trataran más o menos bien y si, sus mordidas duelen mucho, aunque con el tiempo te acostumbras.

           La chica me prestaba mucha atención, aunque se ve un poco tonta y despistada sabe escuchar a las personas, eso me agrada un poco, son puntos buenos para ella. Al llegar a su habitación abrí la puerta y dejé que ella entrara primero.

—Bueno, instálate y te avisare cuando sea hora de cenar. No hagas mucho ruido y procura evitar a Laito o terminar encerrada con él, créeme, tu virginidad te lo agradecerá —me di media vuelta para marcharme, pero su voz me detuvo.

—¿Puedo hacerte una última pregunta? —me preguntó tímidamente.

—Claro.

—¿Por qué no tienes mordidas en el cuello? —al instante toque mi suave cuello sin ninguna perforación.

—Ellos ya no me muerden —dije y cerré la puerta de su cuarto antes de que me preguntara otra cosa.

          Rumbo a mi habitación escuche que alguien gritaba mi nombre, rodee mis ojos al identificar al dueño de la voz; al parecer Ayato quería cobrar el favor que me hizo. Sin más por hacer me encaminé hacia su habitación que queda justo al lado de la mía, toqué la puerta y un “adelante” me dio luz verde para entrar a la guarida del rey.

—¿Qué quieres Ayato? —le pregunto justo en cuanto entro a su cuarto.

—ore-sama esta aburrido, has algo para que la noche deje de estar tan aburrida.

—Ash, pareces Kanato.

—NO ME COMPARES CON ESE HISTÉRICO.

—SI NO QUIERES QUE TE COMPARE CON ÉL DEJA DE COMPORTARTE ASÍ.

          Los dos callamos y nos miramos a los ojos, suspire mientras pasaba mi mano por mi pelo para quitar las mechas que se encontraban en mi cara.

—¿Y si vamos al centro comercial?, te quitarías el aburrimiento y yo aprovecho para comprar unas cosas que me hacen falta.

—De acuerdo, vamos.

          Ayato se levantó del sofá que se encuentra en su habitación y nos encaminamos hasta la salida de la mansión.

—¿A dónde creen que van ustedes dos? —la voz de alguien molesto se escuchó atrás de nosotros haciéndome girar mi cabeza para verle a la cara a Subaru.

       

Rosas manchadas || Subaru Sakamaki ||Where stories live. Discover now